...Hola desconocida o desconocido ❤️...
...antes que nada quisiera agradecer a quien se ha tomado la molestia de regalarme algunos minutos de su tiempo para poder leer mi primera novela 👉👈 al menos la primera que comparto con alguien que no es mi mejor amiga 🥺👉👈...
...Quiero aclarar que está novela es ficción, nada de esto es real. La información aquí manejada o varios de los sucesos aquí mencionados no son precisos, los he modificado según el conocimiento que yo tengo sobre el tema, por lo tanto recuerden no utilizarlo para hacer referencia a sucesos de la vida real....
...Aunque intenté estar bien informada sobre los temas aquí mencionados, no son tan precisos, ya que hay ciertas variantes y respuestas a los traumas....
...También quiero pedir disculpas si tengo errores u horrores ortográficos, a veces el autocorrector hace lo que se le da la gana 😅...
...Sin más que agregar, espero que les agrade esta aventura 🤭🤭...
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^^^Un año y siete meses después^^^
Era alrededor de las 9:00 p.m. cuando Luci se percató de que había disparos en la calle. Annie, Andy y Nathalia se despertaron asustadas. A pesar de que los disparos eran cosa de todos los días en ese barrio, este nuevo enfrentamiento las tomó por sorpresa.
-Vuelvan a dormir, todo va a estar bien- las calmó Luci. Las niñas se volvieron a tumbar en la vieja cama en la que dormían, intentando conciliar el sueño nuevamente. Annie y Andy se tomaron de las manos y cerraron sus ojos, solo Nath no podía dormir, estaba harta de tener que vivir así. Odiaba vivir en un viejo cobertizo, dormir en una vieja cama tirada en el suelo, aunque ella y las otras dos niñas dormían en la mejor parte de la cama, ya que Luci dormía en la parte que tenía varios resortes salidos que la lastimaban, y sin embargo no se quejaba, Nath odiaba esa vida. Pero sabía que tenía que soportarlo por un tiempo más.
Luci se asomó por la puerta, y al no escuchar más disparos decidió salir. Nath se removió en la cama cuando la vio poner un paso afuera, sabía a dónde y a qué iba.
-Regreso en un rato, NO SALGAN- Nath solo asintió y volvió a intentar dormir. Aunque no le agradaba que Luci le diera órdenes, era mejor hacerle caso, después de todo, ella la había salvado.
Luci comenzó a rondar por el barrio, buscando los cuerpos de los desdichados que tuvieron que dejar el mundo esa noche. A lo lejos vió la silueta de un hombre que iba tambaleándose, supuso que era un borracho, así que se escondió detrás de un contenedor de basura, ya había tenido encuentros con hombres borrachos antes y no pensaba en enfrentarse a uno otra vez. Esperó pacientemente a que se fuera, pero cuando se escucharon algunos pasos apresurados, el hombre se dio la vuelta y disparó, dejando sin vida a quien aparentemente era su persecutor. La detonación la tomó por sorpresa, y antes de poder emitir algún sonido se llevó las manos a la boca.La luz de la luna le facilitó ver con más claridad que la ropa del sujeto que iba tambaleándose, estaba muy manchada de sangre, Luci se dió cuenta que el hombre no estaba borracho, si no herido y que al parecer necesitaba mucha ayuda; estaba en debate entre ayudar o dejarlo a su suerte, se mordía la uña pensando en qué hacer ya que ella siempre había preferido no meterse en los problemas de los demás. Pero sus instintos le gritaban que fuera a ayudarlo, así que con mucho sigilo fue hacia donde se había metido el hombre herido y se le acercó silenciosamente.
El hombre estaba tumbado en el suelo, pudo ver que tenía una herida en la pierna izquierda y otra en el brazo, al percatarse de la presencia de alguien más levantó su arma apuntándole a Luci, quien en un acto de reflejo solo alzó las manos.
-¿Quién eres?-preguntó en tono muy bajo y algo agitado
-Tranquilo, solo soy una niña que te puede ayudar
-¿Ayudar?¿Tu a mi?-volvió a preguntar enarcando una ceja-¿Cómo se supone que me ayudarás?
-¿Tienes alguna navaja o algo para cortar?
-¿Acaso quieres matarme?- contestó el hombre con un tono muy molesto
-Es para tus heridas, tú tienes un arma, en el momento en el que haga algo indebido puedes matarme- la voz de Luci era firme, sin rastro alguno de malicia o miedo, cosa que sorprendió al herido, ya que otra niña en su lugar estaría temblando de miedo. Palpo su pantalón buscando la navaja que siempre traía con él y se la entregó. Luci se quitó la delgada sudadera que llevaba puesta y le cortó las mangas con la navaja
-Quítese el saco- ordenó Luci
-¿Ah?
-Quítese el saco, si sobrevivimos podrá comprarse otro.
La lógica de Luci era indiscutible, ciertamente si sobrevivía podría comprarse más, aunque no sabía para qué lo quería. Se lo quitó con la ayuda de Luci, quien al tenerlo en sus manos lo cortó de manga a manga, bajo la atenta mirada de su compañero. Buscó entre las bolsas del saco, y se percató que era ropa muy exclusiva, esa ropa era muy costosa. Palpó todo hasta que encontró un encendedor. Le tendió lo que quedaba de él, y al ver la cara de confusión del sujeto dijo
-Muerde, muerde tus manos o lo que sea, pero NO grites.
Hizo caso a la orden que le daba, y con cada segundo que pasaba, se asombraba de la seguridad y firmeza con la que hablaba la pequeña acompañante. Sin embargo, se sentía algo familiar, era una sensación extraña a la decidió ignorar
-Bien, aquí voy… ni se te ocurra gritar.- él solo negó con la cabeza; cuando vio que prendía su encendedor y acercaba la punta de la navaja, se preguntó si en verdad sabía lo que hacía.
Por su parte, Luci tomó una gran bocanada de aire y lo soltó lentamente, cuando vio que la punta de la navaja estaba cambiando de color, se acercó a su pierna, y sin más espera introdujo la navaja para sacar la bala. El hombre sintió un dolor tan fuerte que arqueó la espalda, intentando contener un grito; grandes gotas de sudor resbalaban por su cara, creía que esa niña solo lo estaba lastimando más, pero al escuchar como el pequeño objeto metálico caía al suelo, sus dudas se dispersaron. Luci tomó una de las mangas que le había cortado a su sudadera, la dobló y presionó con ella la herida.
-Sostenla- volvió a ordenar la pequeña. Muy adolorido, detuvo el trozo de tela en su herida mientras veía como se acercaba nuevamente con un trozo más grande de tela que había obtenido de su saco. Luci enrollo la tela a modo de venda, sin ejercer tanta presión. A lo lejos se volvió a escuchar algunos disparos, Luci se tensó inmediatamente, un escalofrío recorrió su espina dorsal y en una milésima de segundo se abalanzó contra el sujeto.
-Muestrame tus manos ahora.
-¿Qué?- preguntó el hombre completamente confundido con la repentina actitud de la pequeña.
-¡QUE ME MUESTRES LAS MANOS AHORA MISMO! NO LO VOLVERÉ A REPETIR- estaba completamente enojada, odiaba tener que repetir las cosas.
Sorprendido por su actitud, levantó las manos, las cuales fueron inspeccionadas rápidamente por la pequeña.
-¿Cuántos más quedan?-
Se quedó mudo, ¿Porque de repente le pregunta eso?
-CARAJO, ¿Cuántos más te vienen persiguiendo? DÍMELO YA
-Por lo menos tres más.
-Bien, quédate aquí
-¿Qué? Eso ni de broma, seguramente me entregarás, mejor…- quitándole el seguro al arma y apuntándole otra vez, agregó- te mato ahora mismo
-Escucha bien imbécil, te quedas aquí, yo me encargo de los otros, después de eso te llevaré con el viejo Donald para que te terminé de curar, hasta entonces ESPÉRAME AQUÍ.
Luci se dio la vuelta, desapareciendo en la esquina sin que le diera tiempo de contestar.
'¿De cuando aquí una mocosa le da órdenes al príncipe de la mafia?' Pensó riéndose de sí mismo. Una niña de por lo menos 11 o 12 años le estaba diciendo que hacer, cosa que hace mucho tiempo no sucedía. Vió el vendaje improvisado de su pierna, y con torpeza hizo lo mismo con su brazo, rogaba por que la mocosa cumpliera su palabra o de lo contrario moriría, cosa que no quería, aún le faltaba muchas cosas por hacer.
Luci avanzó hasta donde se encontraba el cadáver del hombre al que vio morir. Rápidamente buscó todo lo que le podría ser de utilidad: la billetera, más armas, etc. Cuando subió hasta la mano del sujeto para quitarle el reloj y el arma, su sangre se congeló al ver un tatuaje en forma de serpiente alrededor de su muñeca, su corazón latía descontroladamente, detrás de sus párpados, sus lágrimas empezaban a formarse. Se limpió las lágrimas con el dorso de la mano, hace casi dos años se prometió que sería fuerte y que soportaría lo que viniera, y así lo haría. Escuchó unos pasos acercándose, corrió a esconderse detrás de un contenedor de basura. Revisó el cartucho del arma y aún quedaban 5 balas, serían más que suficientes para acabarlos si es que no habían más sujetos.
Tomó aire nuevamente, cerrando los ojos. La luna se escondía entre las nubes, como si no quisiera ser testigo de lo que ese pequeño ser haría. Por primera vez en su vida, acabaría con la existencia de alguien más. Soltó lentamente el aire, abriendo los ojos a la misma velocidad, sus pupilas estaban dilatadas, una energía corría por sus cuerpo, la adrenalina se apoderaba de ella. Cuidadosamente se tiró al suelo, apuntado a la cabeza de uno de los hombres, tiró del gatillo arrebatándole la vida. Inmediatamente los otros dos se pusieron en guardia, sin embargo no veían nada. Otra detonación se escuchó, y otro cuerpo cayó al suelo
-¡SAL DE DONDE QUIERA QUE ESTES!
Un disparo sonó en respuesta, hiriendolo en la pierna. Una maldición salió de la boca del sujeto, intentó huir, ya que no podía ver de dónde venían las balas. Un disparo más salió del arma de Luci, hiriendo la otra pierna del hombre.
-¡MALDITO! CUANDO TE ENCUENTRE ESTARÁS ACABADO.
Una bala atravesó su hombro derecho. Luci se incorporó y a paso lento se acercó al hombre que tenía casi a su merced, acercó el cañón del arma a la cabeza del hombre.
-SUELTA EL ARMA O ESTARÁS MUERTO EN UN ABRIR Y CERRAR DE OJOS.- no obtuvo respuesta, lo cual la irritó aún más.- ¿ACASO NO FUI CLARA? SUÉLTALA AHORA MISMO.
El hombre al darse cuenta que quién fuera que lo estaba amenazando hablaba en serio, la tiró a un lado. Luci caminó alrededor de él hasta estar cara a cara sin dejar de apuntarle.
-MUESTRAME TUS MANOS, AMBOS LADOS.- tenía que asegurarse de lo que estaba haciendo, sin embargo el hombre no se movía ni un milímetro.-¿Te parece que estoy jugando?¡HAZLO AHORA!.
El herido no podía creer lo que le estaba pasando, una niña le estaba dando órdenes, una simple niña le estaba apuntando a la cabeza, una niña lo estaba amenazando. Pero al ver que se encontraba irritada mostró su mano buena por ambos lados como lo ordenó. Luci vio una serpiente en el dorso de la mano, el corazón le dolía, sin embargo no lo mostraría, no frente a ese hombre
-¿Para quién trabajas?- su voz sonaba fría, decidida, sin ninguna pizca de miedo. Pero el sujeto frente a ella no dijo nada.-¡TE PREGUNTÉ QUE PARA QUIEN TRABAJAS!
-Mocosa, ¿quieres saber quién será el encargado de matarte? Si me matas él se enterara y te torturara hasta que supliques porque te mate, pero no lo hará. Aunque supieras para quién trabajo, es tan poderoso que una asquerosa mocosa NUNCA podrá estar cerca, ni un puto kilómetro cerca de él.- espetó con furia al ver que estaba siendo vencido por una niña que, según él, nunca había tenido el entrenamiento que tuvo él.
Luci estaba comenzando a cansarse de la situación, sacó el cartucho y puso uno nuevo
-¿CREES QUE ESTOY JUGANDO? ESO NO FUE LO QUE PREGUNTÉ.- su paciencia estaba llegando a su límite, no podía seguir perdiendo el tiempo.- Bien, si no me lo vas a decir, no tiene caso que siga perdiendo mi tiempo contigo.
-Trabaja para los Damswork.- dijo el hombre al que le había sacado la bala. Al no escuchar más disparos y ver que la niña no regresaba, se preocupó tanto que decidió salir a ver qué pasaba.
-¿Eso te costaba decirme?- al saber quién era el causante de sus pesadillas desde hace casi dos años, ya no tenía caso de mantenerlo con vida.- Lastima que no fuiste tú quien me lo dijo, a lo mejor te hubiera dejado vivir.- agregó con ironía.- Sauve-moi une place en enfer (apartame un lugar en el infierno)
-Maldit…- una bala hizo callar su última maldición, salpicando a Luci un poco con su sangre. Rodrigo estaba atónito, esa pequeña niña no había temblado ni un poquito al jalar del gatillo, su actitud era más parecida a un futuro líder, además de que hablaba muy bien francés. Le intrigaba todo de ella, en especial el porqué le interesaba tanto saber para quién trabajaba el sujeto y porque le pidió ver sus manos.
Sin embargo no dijo nada, no preguntó nada… quizás más tarde le daría la razón, si es que no lo mataba también.
-Vamos con el viejo Donald para que te revise y puedas descansar.- Rodrigo asintió, mientras que Luci se acercaba para ayudarlo a desplazarse.
Anduvieron por calles solitarias, malolientes y con basura por doquier, en completo silencio. La temperatura empezaba a descender, pero ellos no lo sentían, por el contrario, su calor corporal estaba alto por el esfuerzo físico que estaban haciendo.
-Ya casi llegamos, aguanta un poco más.- Luci estaba preocupada por no llegar a tiempo, si el hombre al que tanto odiaba era tan poderoso necesitaría un aliado igual o más poderoso, y quien mejor que el hombre al que estaba salvando para que le ayudara, no importaba si le ayudaba poco o mucho, solo necesitaba que la mantuviera a salvo hasta que fuera más grande, solo necesitaba ser mayor y cobrar su venganza, eso y de ser posible que también protegiera a las otras niñas. Después de andar unos metros más se encontraban frente a una casa algo vieja, aunque en comparación con las otras casas, está estaba en un mejor estado. Rodrigo se sentó en una vieja banca que estaba cerca mientras que Luci tocó la puerta, sin embargo no había respuesta, volvió a tocar más fuerte, obteniendo el mismo resultado. Rodrigo se empezaba a sentir aún peor de lo ya se sentía y Luci se empezaba a desesperar, según lo que recordaba era que el viejo Donald se quedaría en casa y se iba a dormir a altas horas de la noche, por lo que le resultaba extraño que no respondiera. Necesitaba dejar a su futuro aliado en un lugar seguro, pero si lo llevaba al cobertizo con ella, las niñas se asustarían por el aspecto que tenía, o peor aún, no sabía si era un pedófilo, no podía ponerlas en un peligro así. No lo conocía, por lo tanto, era mejor tener cuidado con él.
Volvió a llamar a la puerta escandalosamente, dándole golpes con los puños y algunas patadas hasta que se escuchó un gruñido de molestia al otro lado de la puerta.
-Ya voy, ya voy- la voz del hombre denotaba su molestia, al parecer había sido despertado de su siesta.- ¿Acaso pretenden tirar mi puerta? ¿Quién cara…- su reclamo se quedó a medias al ver a Luci salpicada con sangre y sin las mangas de su sudadera-¿Que te paso lucifer?
-Viejo Donald, creí que no estabas, necesito que lo cures- dijo Luci señalando con la cabeza a su acompañante herido.
-Pasen rápido- contestó el hombre de al menos unos 50 años, ayudando a Rodrigo a entrar a la vieja casa.
Cuando estuvieron dentro, Rodrigo se recostó en un viejo y sucio sofá, mientras que Luci regresó a cerrar la puerta. El señor Donald se dirigió a lo que parecía ser la cocina a buscar lo que necesitaba para sanar a Rodrigo, no hizo preguntas a ninguno de los dos, aunque le parecía extraño que Luci lo ayudara, ya que por lo general no se metía en los rollos ajenos. Rodrigo agradeció mentalmente que no le preguntara nada, sin embargo sabía que si se tardaba en salir del lugar los pondría en peligro, cosa que no quería hacer. Pero sabía que desde el momento en el que la pequeña tomó el arma y jaló el gatillo contra sus perseguidores, ella ya estaba en problemas por él, aunque no se lo pidió, tendría que cuidar de ella. Si no fuera porque lo encontró, él ya estaría muerto sin haber vengado la muerte de su hermano mayor, por lo que esta niña sería algo parecido a un ángel salvador, lo cual era curioso, ya que había escuchado perfectamente cuando el hombre que abrió la puerta la llamó lucifer. De ángel no tenía mucho; la altanería en su voz, sus acciones muy determinadas en esa noche, no mostraba ni un poquito de arrepentimiento de lo que había hecho y su sobrenombre decía que no era un ángel… quizás lo único de ángel que tenía era la apariencia; era bajita y muy delgada, sus facciones eran muy tiernas, parecía que no había ni una pizca de maldad en ella, sus ojos marrones oscuros, tienen un brillo único, junto con sus largas pestañas le daban una mirada más profunda, su cabello castaño mal cortado que le llegaba hasta los hombros, su piel ligeramente bronceada le daba un toque muy cercano a la pureza que cada niña poseía. Su vestimenta le daba una apariencia de ser un chico, pero viéndola más de cerca, daba una sensación de querer encerrarla en una cajita de cristal y protegerla de cualquier peligro.
Luci se adentro más en la casa, el viejo Donald salió con una botella de licor en la mano, y algunas vendas. Destapó la botella y se la ofreció a Rodrigo, quien la aceptó dándole un gran trago al líquido que contenía en su interior.
-Solo me dió tiempo de sacarle la bala de la pierna, es mejor que empiece por el brazo, ¿O no?
-Ya saqué esa bala también- dijo Rodrigo con una voz tan baja que sonaba más como un susurro. Su bello rostro estaba cubierto de sudor y su respiración era pesada.
-¡Vaya, eso me facilita el trabajo!- exclamó el viejo mientras se desinfectaba las manos.- Hiciste un buen trabajo lucifer, ahora me encargaré de lo que queda.
Luci asintió con la cabeza, para después decir:
-Iré a ver a mis hermanas, se lo encargo.
-Anda sin cuidado que yo me encargo.
Luci volvió a asentir con la cabeza, dándole una última mirada al hombre que estaba tumbado en el sofá, antes de dirigirse a la cocina y quitarle el seguro a la puerta trasera que daba hacia el cobertizo donde se encontraban las otras niñas durmiendo. Eran cerca de las 10:15 cuando regresó, al abrir la puerta, está emitió un chirrido despertando a las pequeñas.
-¡Luci!- gritó Andy saltando de la cama para abrazarla, pero casi cae al suelo por levantarse tan rápido, Annie se rió de la torpeza de su gemela, pero no se atrevió a reír tan fuerte.
-Tardaste más de lo normal, ¿Pasó algo?- preguntó Nath con curiosidad, por lo general regresaba en por lo menos media hora. Luci se separó de Andy y se acercó hasta donde estaba la cama, estaba realmente agotada y solo quería descansar un poco, pero olvidó que su ropa estaba manchada de sangre y que su sudadera ya no tenía las mangas, cosa que Annie no pasó por alto, temía que Luci estuviera herida, sintió que el pánico se empezaba a apoderar de ella, no quería que uno de sus mayores miedos se hiciera realidad.
-LUCI, ¿ESTÁS BIEN?¿DONDE TE HIRIERON?- exclamó mientras se levantaba rápidamente de la cama- iré por el viejo Donald para que te revise- agregó con evidente temor. Andy se vio la ropa y se dio cuenta de que efectivamente era sangre lo que manchaba la ropa de ambas. Cada vez que había un tiroteo o algo por el estilo, Luci salía a tomar todo lo que les pudiera servir de los que morían, era una manera de obtener ingresos de una manera fácil, no obstante tenían miedo de que la lastimaran, ella no permitía que se pusieran en riesgo, prefería ir sola a que ellas la acompañaran.
-Calmense, esta sangre no es mía.- contestó Luci intentando calmar a las gemelas. Annie se detuvo en seco y la miró como si tuviera tres cabezas, si esa sangre no era de ella entonces… ¿Entonces de quién era?
Luci suspiró, tenía que explicarles la situación. Se quitó la sudadera manchada de sangre del desconocido que mató y del que salvó y la votó a un lado.
-Hace un rato, unos hombres perseguían a alguien, por lo que ví de sus ropas, es una persona con mucho dinero, así que lo ayudé. Si esa persona sobrevive, puede que se convierta en una oportunidad para tener una vida mejor.
-¿Y quién te asegura que no nos matará en cuanto se recupere?- inquirió Nath. Luci le dió una mala mirada, ya que ella intentaba calmar a las gemelas, pero como muchas de las veces, Nath le llevaba la contraria
-Me encargaré de que nos saque de aquí o por lo menos que nos deje vivir. De todas maneras, si el resultado final es malo, me encargaré de que solo me afecte a mí, si es bueno lo persuadiré para que todos seamos beneficiados, ¿Qué te parece eso?- añadió Luci con molestia, a lo cual no obtuvo ninguna respuesta por parte de Nathalia. La tensión en el lugar era palpable, el silencio gobernaba el lugar, hasta que un sonido rompió con él… era un estómago molesto por no recibir suficiente alimento en el día
-Jeje, hermana Luci… lo siento, pero me dió un poco de hambre- dijo Andy con un tono cargado de su característica inocencia al igual que su sonrisa traviesa.
-Tranquila, iré a ver si el viejo tiene algo de comer, esperen aquí, ¿De acuerdo?- las niñas asintieron y Luci volvió a desaparecer por la puerta.
A unos pasos de llegar a la puerta soltó un suspiro cansado, puso su mejor sonrisa y entró. Se dirigió a la sala y vió que el viejo estaba terminando de vendar la herida de la pierna del huésped.
-¿Cómo están las niñas?- preguntó el hombre al percatarse de la presencia de alguien más en la sala.
-Bien, solo que Andy tiene un poco de hambre… usted…
-En la cocina hay solo 3 manzanas, lavalas y dale una mitad a cada una.
-De acuerdo, gracias.- Contestó feliz Luci. El ajetreo de esa noche le había abierto el apetito, así que esperaba que media manzana pudiera calmarla.
Entró a la cocina y vió las manzanas, las lavó, fue hasta una de las gavetas y tomó un cuchillo para cortarlas por la mitad. Cuando estaba terminando entró el viejo Donald, tomó una silla y se sentó frente al desayunador. Luci le puso dos mitades en un plato que encontró, mientras que llevaba las otras mitades en otro plato.
-¿Estará bien?- preguntó Luci antes de salir.
-Perdió sangre, hay que llevarlo a un lugar seguro para que descanse y se recupere. Si hay más gente persiguiendolo no podremos protegerlo, ni a él, ni a las niñas.- contestó con franqueza el hombre frente a ella. Luci asintió repetidamente con la cabeza.
-Pensaré en algo rápido.- respondió, en verdad necesitaba una respuesta rápida
-Bien, por ahora ve con ellas
-Ahora vuelvo.- acto seguido, tomó el recipiente donde llevaba las manzanas y salió del lugar, dirigiéndose nuevamente hacia el cobertizo. Al entrar vió que Nath estaba recostada boca arriba con un brazo detrás de su cabeza y la otra en el abdomen, mientras que Andy le hacía una trenza a Annie.
-Solo tenemos media manzana para cada quien, algo mejor que nada ¿No? .- dijo con una sonrisa triste, en verdad quería que tuvieran algo mejor que comer, pero por ahora no tenían mucho. A pesar de que las gemelas le sonreían para calmarla, sabía que lo que les daba no era suficiente, muy en su interior sentía frustración al no poder hacer algo más. Al terminar de comer su muy pequeña porción de alimento de esa noche les volvió a decir- iré nuevamente, necesito hablar con el hombre al que traje para saber si nos ayudará o no, vuelvo más tarde, ¿Ok?
-Ten cuidado- contestó Andy dándole un fuerte abrazo, sabía que todo lo que Luci hacía era para protegerlas
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Comments
Cinzia Cantú
Luci tiene un gran temple y corazón por hacerse cargo de las otras niñas
2025-01-06
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Celeste Shin
que responsabilidad!!! coraje que tiene esta niña!! no solo x la situación de disparos, si no x hacerse cardo de otras 3 niñas más!!! 😱 y que justo se encuentra con Rodrigo!!! esta super interesante!!
2024-03-18
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