Entre La Luz Y La Oscuridad
Cuando había sido enviado a la tierra junto con su gemelo para destruir la oscuridad que la asechaba no le pareció una buena idea.
Despotricó la furia que sentía a su padre sin cesar y sin obtener nada más que una orden severa, la cual debía obedecer ciegamente. Pero ésta sería la primera vez que se alejaría de su padre y obviamente la idea no le resultaba nada alentadora.
Aleka, su padre, se limitó a decirle que sería por su bien y una vez más le recomendó ser como su gemelo Uriel, educado y obediente.
Frunciendo el ceño volvió a rugir como un león salvaje lanzando sus garras para despedazar, solo que su padre no se inmutó. Estaba acostumbrado ya a sus arranques de locura y sabía muy bien como enfrentarlos.
— Ariel — le dijo mirándolo serenamente — Hijo -— Aleka parecía ser un joven de treinta años de edad, mientras que Ariel y Uriel parecían no tener más de veinticinco años, por supuesto que esto solo era apariencia ya que la verdad era muy distinta. — Se perfectamente lo que hago al enviarlos allí, creeme los necesitan.
— ¿Y por qué no vienes con nosotros entonces? — preguntó con el ceño muy fruncido
— Porque mi deber está en luchar contra la oscuridad en otro planeta mas alejado
— ¿Lo harás tu solo? ¡¿Acaso estás loco padre?! — respondió Ariel preocupado y furioso.
— Podré arreglarmelas hijo, ustedes tendrán mucho por hacer en la Tierra y creeme, ese es un lugar muy peligroso. Aunque con tu hermano no tendrás problemas
— Pero…
-
—Sin peros Ariel — lo cortó Aleka finalmente — No es un pedido sino una orden hijo
Rugiendo nuevamente Ariel se dirigió al portal que lo llevaría a ese desconocido planeta lejos de su padre, en contra de su voluntad.
Allí lo aguardaba Uriel en silencio, al verlo llegar sonrió burlistamente hecho que enardeció aún más a Uriel ya que lo último que deseaba era ser ironizado por su hermano.
— ¿Qué ocurrió Ariel? — dijo Uriel burlistamente — Padre te trajo arrastrando ¿cierto?
— Piérdete — rugió el aludido
— Chicos — dijo Aleka — Nos volveremos a ver, podremos estar en contacto con el poder de nuestra mente. Confíen y cuidense mutuamente — sonrió al verlos — Sé que ese lugar se convertirá en el definitivo sitio donde querrán permanecer — Uriel asintió con un movimiento de cabeza sin decir nada ni mostrar sus sentimientos, s
reservado como siempre en cuanto a lo personal. Pero Uriel frunció aún más el ceño al oír esto último.
— Lo dudo Aleka — cuando llamaba a su padre por su nombre significaba que estaba verdaderamente furioso con él — Pero por supuesto no tengo voz ni voto en este asunto
— Exacto, así que guardate tus comentarios — respondió Aleka divertido — Buena suerte a ambos, la necesitarán —
— Gracias padre — respondió Uriel sonriendo — Igual para ti
— Adiós padre — dijo finalmente Ariel dolido — No me gusta esto pero…
— No tienes opciones - finalizó Aleka firmemente.
Una puerta multicolor se abrió frente de ambos hermanos dejando ver un sitio oscuro detrás, Uriel la traspasó sin dudarlo un segundo pero cuando llego el turno de Ariel volteó la vista para ver a su padre una vez más. Aleka lo instó con la cabeza y los gestos a seguir escuchando su voz retumbar en su cabeza:
“Encontrarás tu felicidad en ese lugar hijo”
— Padre — dijo Ariel con voz entrecortada — Prometeme que estarás bien .
— Siempre lo estaré — dijo este — tú mismo puedes confirmarlo ¿cierto? Después de todo eres El espíritu Del Tiempo.
Sonriendo al final asintió con la cabeza, volteó nuevamente para ver el umbral del portal dimensional y tomando impulso lo atravesó.
La puerta se cerró detrás suyo y desapareció quedando en su lugar un débil contorno de luz multicolor. Una vez solo Aleka se dirigió a otra puerta cuya luz era violeta, esta llevaba al planeta que estaba destinado ir donde la oscuridad había aumentado aunque no a niveles mayores como ocurrió en la Tierra.
— Ariel, Uriel, estarán muy bien en la Tierra. — diciendo aquello abrió la puerta dimensional violeta y la atravesó sin dudarlo un segundo.
Cuando llegaron a destino ambos hermanos sintieron la presión de la maldad en sus corazones con tal potencia que les costó respirar.
Tuvieron que hacer uso de sus poderes y voluntades para reponerse y adaptarse al clima negativo del lugar en cuestión.
Su padre tenía razón, pensó Ariel, necesitarán mucha suerte para cumplir con la misión allí.
Nunca antes había respirado tanta maldad en un sitio, al menos desde que hubo aceptado ser hijo de Aleka. Y eso ocurrió hacia decenas de milenios y milenios.
Se parecía al planeta de origen de ambos hermanos, donde los de su raza moraban. Allí sí que se respiraba la maldad, inclusive se la vivía a diario ya que los de su raza, a excepción de ellos dos, siempre se destacaron por su maldad y crueldad.
Él y su gemelo los persiguieron y como no podían matarlos, crearon una prisión donde los fueron encerrando a todos. Bueno, casi todos.
Ariel frunció el ceño al recordar aquel pasado tan remoto que pertenecía a otra vida ya, no resultaba ser nada agradable por cierto.
Suspiró hondo al saber que debería lidiar con un planeta similar, cuyos habitantes sedientos de poder estaban siendo conducidos a su propia extinción.
Vaya suerte la suya, volver a vivir todo de nuevo. Aún no comprendía cómo su padre los envió allí y solos, menos aún entendía sus extrañas palabras:
“Encontrarás la felicidad Ariel”.
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Comments
Daryasol
wow empecé a leer y me encantó ☺️
2023-10-10
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