Un hijo.

Las peores últimas semanas más amargas de mi vida, estas últimas dos semanas la empresa eligió a sus modelos y como era de esperarse Ari y Luigi eligieron como su modelo principal a París, sé que ella es muy linda y es un excelente modelo pero la verdad no es lo que yo quería, yo planeaba que ella se fuera y olvidar por completo todo sin tener la necesidad de contarle a Ari todo lo que había ocurrido con ella, pero desgraciadamente en esta ocasión la vida no está a mi favor, sé qué lo tendre que afrontar tarde o temprano ya que todo algún día sale a la luz, pero no quiero que todo me salga mal.

Y bueno es que no les he contado lo peor, yo soy la persona asignada para revisar los contratos de París, en estos meses ya que mi querida Ari está ocupada haciendo sus nuevos diseños, Por qué los primeros fueron un total éxito y hay miles de pedidos.

Me encuentro en mi auto manejando hacia la empresa, el clima es muy agradable, hay un poco de fresco, desde lejos puedo ver el enorme edificio con nuestras iniciales, eso me hace sonreír al instante, estacionó el auto y Camino hacia el ascensor, éste se abre y entró en él, cuando está apunto de cerrarse una mano lo interrumpe para abrirlo de nuevo y la miro....

Ella se para enfrente mío, con su cabello negro muy seguramente recién pintado, eso era algo muy peculiar en ella, tenía tantos estilos, podía vestir de mil maneras diferentes, igual siempre se veía perfecta.

París: te gusta?.

Arthur: De qué estás hablando?.

París: hablo de mi cabello negro.

Arthur: se ve bien.

París: vamos, lo hice por ti, por lo que veo te encantan las mujeres con cabello negro y yo no me quiero quedar atrás.

Yo preferí no contestar a sus absurdas palabras, pues yo no podía hacer una comparación entre Ari y ella.

París: Trabajaremos juntos por lo que veo.

Arthur: No hay otra opción por lo visto.

París: Tanto te desagrado?.

Arthur: No se de qué hablas.

París: Por favor, yo jamás te hice nada, soy yo la que debería de estar enojada.

Arthur: Por favor, basta de eso, lo mejor es hacer como que no nos conocemos.

Ella rio tan fuerte que estaba casi seguro que se escuchó hasta fuera del ascensor. En ese instante el ascensor se abrió, pude ver el último piso de la empresa que es donde estaba mi oficina y trabajaría con ella.

Camine muy rápido hacia la oficina y estaba yo muy seguro de que ella me estaba siguiendo a toda velocidad, abrí la puerta y camine hasta mi escritorio y justo tras de mí ella entró y cerró la puerta.

París: Crees que sea posible hacer como que no nos conocemos?.

Arthur: Si, solo tienes que estar dispuesta.

París: Eso significa que no tuviste el valor de confesarle a tu esposa la verdad.

Arthur: Si tú te fueses como te estoy pidiendo eso no sería necesario.

París: Yo podría hablar con ella, podría confesarle todo lo que ocurrió entre nosotros.

Arthur: Entonces perderías tu trabajo.

París: Y tú perderías a tu esposa porque aquí yo soy la víctima, tú solo eres el mal hombre.

Mi coraje y la impotencia recorrieron mi cuerpo, me puse de pie, camine hacia ella, la empuje hacia la pared y la enfrente.

Arthur: Ya no seré bueno contigo, ahora esto significa una amenaza, si no quieres que te ocasione mucho daño, Lo mejor es que te vayas, que te vayas muy lejos y que no regreses jamás, no estoy dispuesto a qué arruines mi vida.

Ella casi sin respiración, logró sacar unas palabras de su boca.

París: Cómo te atreves a tratar así, a la madre de tu hijo.

Yo la solté con mucha lentitud, con mi cara de asombro me fui alejando de ella, en ese instante la puerta se abrió y mi querida Ari entró.

Arisbeth: qué gusto verlos juntos quería platicarles algunas ideas que se me ocurrieron.

París sonrío muy hipocritamente y camino hacia Ari para darle un beso.

París: Claro, Siéntate querida te escucharemos muy gustosos.

Pero mi mente no podía pensar en otra cosa, sólo pasaba por mi mente las palabras que París había dicho, no lo podía creer, acaso era real? tenía yo un hijo y nunca supe de su existencia?.

Arisbeth: Que piensas al respecto amor?.

Arthur: Lo siento, tengo que salir, te veré luego.

Narra Arisbeth.....

El salió de la oficina sin darme una explicación, sin siquiera haberme escuchado, estos últimos días el había estado tan tan raro, que yo ya no sabía que pensar, es que acaso lo fastidiaba yo tanto?.

Arisbeth: No lo has notado muy raro?.

París: Si cielo, anda muy callado.

Arisbeth: Talvez ya lo harté.

París: Pero si eres un amor, el debería de ser el más feliz del mundo.

Arisbeth: No todo es perfecto, el tiene algo que yo no puedo ofrecerle.

París: Querida, pero si lo tienes todo.

Arisbeth: No es así.

París: De que hablas?.

Arisbeth: No puedo darle un hijo.

Narra París.....

Entonces ese fue el momento perfecto para darle la noticia a Arthur, saber que aunque con la gorda no podía tener hijos conmigo tenía un hijo seguro, esperándolo En casa y cuando quisiera podía dejarla e irse a vivir con nosotros.

París: Hay cielo, los hijos son muy necesarios, siempre dan mucha felicidad en casa.

Arisbeth no respondió ni una sola palabra, nadamás se quedó en su lugar pensativa, tal vez era la mejor manera para separarlos.

Arisbeth: Lo siento Paris debo irme, nos veremos después.

Estaba casi segura que la había destruido con esas palabras, sabía que ella se iría a esconder en cualquier lugar a llorar, mientras Arthur tal vez estaba feliz, porque tenía por lo menos un hijo conmigo.

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