Prólogo

Era el Año 1.000. La noche estaba más despejada que nunca, en la cima de una gran montaña cerca del océano Orkio, estaba situada un enorme palacio que no tenía igual. Las ventanas eran tan altas como el cielo que brillaban como la luna llena. La puerta principal estaba hecha con los mejores materiales más finos del mundo, ese castillo parecía que estuviera construido por los mismos ángeles. Ese lugar tenía el nombre y era conocido como "Alterac", un lugar donde vivían innumerables razas No-Muertas. Desde vampiros hasta Dragones.

Pero lo que lo hacía más famoso era su poder militar y sus gobernantes, que eran conocidos como "Los doce Desechos Inmundos". Estos seres tenían el poder de sucumbir y destruir el mundo entero si ellos quisieran. Su poder militar no tenía rival, pudiendo asolar y destruir incontables naciones en par de segundos.

Se podía ver que todo su ejército contaba con equipos mágicos extremadamente poderosos. Pero eso no era todo, se sabe que los seres más poderosos que vivían ahí, tienen equipos inimaginablemente poderosos, capaces de destruir lo inimaginable.

Hace tiempo en este mismo mundo, Alterac le declaro la guerra a la Monarquía de los 32 Reyes Mundiales, que también eran conocidos por poseer artefactos mágicos inimaginables. El país estaba en desesperación absoluta, preocupados por la declaración de guerra del Alterac hacia el Gobierno de los 32 Reyes. Fue tanto así que el Gobernante de esta nación que en ese tiempo era Raylim Ball's

Vebmounth Décimo, que era conocido cómo la máxima autoridad de la Monarquía. Yo que era la Guardaespaldas personal y miembro de la élite de su majestad, tuve que entrar a la reunión para proteger a su majestad por si había un atentado dentro de la Catedral. Que es el lugar oficial donde se llevaba la reunión. Dos voces se escucharon dialogar.

—¿Que vamos hacer?

—No lo sé, pero hagamos lo que hagamos no podemos caer ante tales amenazas.

Las dos voces que se escuchaban era del Duque que Gobierna la Ciudad de la Tierra Prometida, Merlín. El poseedor de la espada Excalibur. Y él otro era el Duque que Gobierna la tierra de las Santa Fe, que era el lugar más sagrado del mundo y el segundo más poderoso del país, después de la tierra Prometida, Herico El guerrero y el poseedor de la espada de Berlín.

Esta reunión se estaba poniendo algo intensa, pero como deber de mi rey, tenía que permanecer a su lado todo el tiempo. Las voces resonaban de un lado a otro. Hasta que su majestad levanto la mano derecha, y exigió silencio en la sala de reuniones.

Todo en la sala se puso en silencio, no se escuchaba ningún suspiro. El rey se levantó y dirigió sus honorables palabras a los Duques y Nobles que estaban en la Reunión.

—Mi amado Reino, yo soy el rey y debo morir por él, no dejaría que nos sometieran antes de luchar una nación de bárbaros, que no tienen derecho alguno de exigir algo que no les corresponde, por eso les digo que ganaremos.

Al día siguiente el rey dedico esas mismas palabras al Reino, donde fue avalado por ser tan buen rey.

Era las 23:30 del Año 12, la batalla era sangrienta, la nación enemiga estaba ganando territorio de batalla. El ejército de la Monarquía, ya no podía hacer mucho ante la nación de Alterac. Que estaba tomando más territorio cada minuto que pasaba, los objetos del enemigo no tenían igual.

El rey estaba al frente del ejército, el prometió que ganaríamos, yo como su guardaespaldas lo seguía desde su lado derecho. Cuando una mancha azul, aparece de los cielos y masacra a todo el ejercito que acompañaba al rey en un parpadeo, trate de salvar al rey, pero él estaba entre la confrontación.

La cabeza de su majestad cayó desde los cielos hasta mis brazos. Quería vengarme, no podía vivir con esta humillación, mi honor había sido arrebatado. Pero todos estaban siendo masacrados, esa guerra no era justa para nadie, sabiendo que los No-Muertos tenían la ventaja.

En ese momento se me acerco un mago, era conocido como el Gran Sabio, el abrió un portal y me lanzo, mientras dicha mujer que había matado al rey, le enterraba la espada por toda la espalda.

Afortunadamente escape, pero el reino perdió ante la guerra. Pasaron años desde que Alterac gano la guerra, tras su triunfo la nación de los No-Muertos, se dedicaron a conquistar más territorios, a enviarle la guerra a las demás Naciones vecinas, el Imperio de Kreciam, el Reino de Bermón, el estado de las Montañas de Belmín y otros, pero cada minuto y horas que pasaban, Alterac se volvía cada vez más poderosa y más dura de combatir.

Hasta que el mundo se sintió acorralado ante una gran amenaza y esa amenaza era conocida como Alterac. Hubo una gran alianza en todo el mundo, se unieron 100 naciones, el ejército contaba con más de cincuenta trillones de soldados formidables, que cada uno de esos soldados podrían barrer con ejercitos enteros por si solos, y cada uno de ellos tenía artefactos únicos e incontables.

Esta alianza se adentró a los territorios de Alterac cuando toda la unión de las naciones estaba en los puntos estratégicos, en las cuatro puertas, Norte, Sur, Este y Oeste. Esa formación, era para dar un golpe directo y destruir sus defensas. Esta batalla fue la más sangrienta. Los objetos incontables de ambos bandos, destruían todo a su paso, aunque no solo era eso, también las habilidades que portaban los miembros de ambos bandos.

Esta guerra fue la más grande del mundo con todas las naciones unidas. Pero desafortunadamente, fuimos vencidos cuando llegamos al sexto mundo, un lugar desconocido donde había vegetación y seres vivos. Donde todo se acabó, todo estaba al favor del enemig, ahí fue donde la alianza perdió toda oportunidad de vivir.

Yo como caballera, no era capaz de vivir con la derrota, hasta que al final tuve que terminar con mi sufrimiento, yo sé que es un pecado quitarse la vida, pero para mí eso era lo justo ahora, mi cuerpo termino siendo encontrado colgado en un árbol y devorado por los gusanos...

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