Era un día común en los que Odín realizaba experimentos. Su padre, Héctor, le dijo que haga uno referido al ciclo del agua. El niño tenía experiencia en ese tema, ya que había realizado varios anteriormente.
- Papá ¿Por qué me haces realizar éste experimento todas las semanas? -preguntó extrañamente-.
- Porqué cuando seas más grande puede que me ayudes a trabajar, y tal vez ya se haya producido una primer capa en el planeta.
¡Pero ya me lo sé de memoria! -susurró-.
- Bueno pero no observas bien qué sucede con el agua que pusiste en el vaso dentro de la pecera... -levantó sus hombros-.
- hmmm...
- A ver dime ¿Has podido notar algo extraño en la pecera?
- ¡Sí! El vaso tiene poca agua y la semilla está creciendo. -contestó entusiasmado-.
- ¡Muy bien hijo! Ahora presta atención a la tierra y a las paredes de la pecera...
- Es raro, están húmedas. ¿Por qué? -se pasa la mano por la nuca-.
- Bueno, ahí está el punto clave de la observación! ¿Qué te parece si almorzamos algo?
- Está bien papá. Pero quiero saber más. -hizo puchero-.
- Bueno, ya tendrás tiempo luego. Debes comer para recuperar energía.
Héctor cuidó solo a su hijo desde muy temprana edad, ya que su mujer había fallecido luego de dar a luz a Odín. Ambos decidieron trabajar en esa colonia, compartían la misma profesión... Ingenieros de Desarrollos de Planetas.
Partieron de Helem, el nuevo planeta habitable, y se mudaron a la colonia Soria del planeta sin nombre. Milena estaba embarazada de tres meses cuando se instalaron en la base. Era un matrimonio muy dinámico y empático, ambos trabajaban a la par, pero el trabajo forzoso hizo que haya complicaciones a la hora del parto.
(años atrás)
- ¡Amor! Ya casi nace nuestro hijo. Quédate tranquila, todo saldrá bien. -acarició su vientre-.
- Cielo, sé que estoy débil, pero saldremos juntos de ésta. Solo a tu lado me siento protegida. -tomó su mano de forma temblorosa-.
Horas más tarde, llegó el momento de dar a luz a su pequeño. Pero algo no andaba bien, las pulsaciones de Milena eran débiles.
- Amor, es hermoso nuestro hijo. ¡Lo has hecho muy bien! -se le cristalizaron los ojos-.
- Héctor... no me siento bien, me duele mucho la cabeza... -dijo adolorida-.
- Tranquila Milena, llamaré a la enfermera.
Cuando regresa a la habitación, su mujer estaba más pálida que antes. Entrando a la sala, el doctor llama urgente a las enfermera y saca a Héctor del lugar. De repente su pulso se tornó más débil de lo normal.
- Está entrando en paro... ¡Tomen las pulsaciones! ¡Rápido!..
- Doctor... ¿Qué le sucede a mi mujer... ¿Por qué mierda no me dejan entrar? -dijo asustado, a tal punto que se desmayó-.
Al día siguiente, Héctor miraba la cuna de su hijo y un profundo dolor inundaba la habitación. Su amada había muerto en el transcurso de su desmayo. No tuvo la oportunidad de despedirse, ni estar hasta el último minuto junto a ella. Lo único que le quedaba era su pequeño de ojos turquesa.
- Hijo... voy hacer todo lo posible para que te sientas feliz el resto de tu vida. Nadie te hará daño -dijo abrazando a Odín y éste le tocaba la cara-.
****
Al día siguiente, después de haber realizado el experimento del ciclo del agua, el niño de once años se encuentra ayudando Felipe. Su trabajo en la planta era la de conectar y reparar la tecnología que se encontraba en ella. Era un hombre apuesto, soltero y muy amable.
- ¿Oye pequeño puedes enchufar la pc? -dijo amablemente-.
- Sí -obedeció-.
- ¡Tienes unos hermosos ojos! -Odín se sonrojó- De seguro cuando tengas mi edad conquistarás muchas mujeres...
- No lo sé, tal vez termine solo -dijo dando vueltas los dedos-.
- ¡Claro que no! ¡Te enseñaré muchas cosas!
- Bueno, si usted lo dice, así será... -dijo sonriendo-.
- Bien terminemos con esto, fuiste de buena ayuda -el pequeño asintió-.
A la tarde, Odín estaba tomándose una ducha. No tardó mucho en recordar las palabras de ese joven que hizo que se ponga rojo como un tomate. Se sentía raro, era algo distinto a lo común, algo que tal vez sea nuevo para él. Al salir de su descanso, comenzó a tomar las clases de bioquímica. Obvio que eran virtuales, ya que no tenía contacto con otros niños porque era el único en la planta.
La colonia Soria es reconocida como una a la que pocos ingenieros ingresaron. La única mujer fue su madre. Por ese motivo, estaba constituida por cien hombres y un pequeño.
Trasladándose por los pasillos en busca de su padre, el niño llega a la sala donde se encuentra Felipe. Desde la puerta trata de ocultarse y observar al bello joven de dieciocho años. Sentía una rara sensación al verlo, no podía explicarlo. Claro era un niño en pleno desarrollo.
- ¿Jovencito se te perdió algo? -apareció como una sombra y éste saltó del susto-. ¡Papá!!! No vuelvas hacer eso, me vas a matar de un susto. -dijo con su mano en el pecho-.
- Creí que me vendrías a buscar y por eso opté en salir a esperarte fuera de la sección 20. Pero... Vi que estabas entretenido -arqueó una ceja-. ¿Hay algo interesante?
- No -dijo nervioso- Nada papa...
- Señor Héctor -saluda acercándose a éste- ¿Cómo se encuentra? Hoy envió a su hijo para que me ayudara a conectar unas uniones. -el niño se sonrojó mirando hacia un costado- ¡Fue de gran ayuda!
- Hola Felipe, me encuentro bien. Sí, mi hijo es muy inteligente y muy operante.
- Papá... ya basta -dijo sonrojado- tengo hambre y estoy cansado.
- ¡Muy bien pichón, vamos a casa! -el menor asintió con la cabeza- Nos vemos luego Felipe, que tengas buenas noches.
- ¡Gracias Héctor! Que descanses pichón. -más rojo se puso-.
****
Odín jugaba con su mascota robot, Orión, la cual podía hablar y tenía una inteligencia muy avanzada. Podía reparar y almacenar mucha información, funcionaba como un mecánico.
El menor se sentía feliz porque hoy era su cumpleaños catorce. Empezó a descubrir que sentía atracción por los hombres, pero era un secreto que nadie debía saber. Su padre jamás pensaría en rechazar a su pequeño pichón, y viendo cómo cada día se parecía más a su madre.
La noche anterior, su padre llegando de su día laboral, encontró su celular encendido con un montón de fotos de hombres. Odín se encontraba en la ducha cantando a los cuatro vientos, sin saber que había cometido una pequeña imprudencia.
- Valla, esto si no me lo esperaba -dio una carcajada-. Hijo, llegué a casa. ¿Cómo te encuentras?
- ¡Bien! Cantando...
- Sí, me di cuenta y apúrate con la mano que quiero bañarme... Jajaja
- ¡Ey! Yo no hago eso... -salió de la ducha-.
- Mañana es tu cumpleaños y me tomaré el día -el chico saltó de alegría y lo abrazó-.
Héctor le había regalado en su cumpleaños una consola último modelo. También había cocinado asado al horno como le gustaba a Odín. Invitó a sus amigos más cercanos, para compartir ese cálido momento.
Al día siguiente, comenzó a sonar la alarma de incendio. Todo se fue de control, muchos ingenieros habían muerto. Odín estaba desesperado con su mascota entre sus manos, no sabía para donde ir. El fuego lo consumía todo, mientras el adolescente se iba en llanto.
- Papá... ¿Dónde estás? -gritaba y lloraba desconsolado-.
- ¡Hijo corre! vamos a la sección seis, no te detengas... ¡Sigue! -Odín se cae, dañándose el tobillo-.
- No puedo papá. Me duele - dijo asustado-.
- ¡Vamos! -cargó a su hijo-.
De repente los pisos se fueron derrumbando, hasta tal punto que una baldosa le da en la espalda a Héctor lastimándolo. Sigue corriendo, hace todo lo posible para mantener a su hijo a salvo y sacarlo de ese infierno al que se había formado. Llegando a la sección seis se encuentra Felipe.
- Señor Héctor... Por aquí -hizo una seña- apúrese...
Corrió para ayudarlos, y todo comenzó a prenderse fuego. La herida del mayor comenzó hacer efecto, logrando una gran pérdida de sangre.
- ¡Papá! ¿Estás bien? -lloraba-.
- ¡Sí mi pequeño!
- Señor sólo hay dos cápsulas de escape para cuatro personas... -Héctor asiente- podemos escapar...
Al llegar, se toparon con que una de las cápsulas no funcionaba.
- Felipe saca a mi hijo de aquí...
- Pero señor...
- ¡Nada! Has lo que te digo -el chico se puso a llorar- Hijo escucha lo que te digo acaricia sus mejillas húmedas- Nunca dejes de ser quién eres, siempre te amaré. Eres mi hijo y jamás te cambiaría por nada en el mundo. Trata siempre de sobrevivir, por más difícil que sea la situación... ¡Vive! -empujó a Odín junto a Felipe y cerró la cápsula.
Felipe tomaba con fuerzas al adolescente mientras éste lloraba. Ambos pudieron ver cómo el fuego arrasó con la vida de Héctor, causando un shock emocional al chico. Una pérdida más en su vida, un vacío que jamás se podrá llenar. El joven intentó tranquilizar al pequeño pero su angustia pudo más.
Tomaron ruta al planeta más cercano, Felipe decidió que cuidaría de Odín. Ellos perdieron seres valiosos y juntos compartían un dolor similar al que solo ellos podían salir adelante.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 26 Episodes
Comments
✪ 。.゚。*・✧Amy_Moa✧*・。.゚。✪
WOW! Está súper interesante , lo seguiré leyendo cuando tenga time
2022-01-12
0
✯Yurio✯
Este capítulo fue muy triste 😢
2021-08-06
1
꧁❤•༆$₲₳₮ł₮₳➳ᴹᴿ✿࿐
muy interesante
2021-07-30
3