More pasó toda la noche y todo el día pensando en el extraño del árbol.
Llego por la tarde del instituto, su padre la esperaba con mate cosido casero, ese mate cocido de campo que inunda la casa con su aroma a gloria. More se sentó en la mesa con su taza, y su padre hizo lo propio con la suya.
More:(toma un sorbo de mate cocido y lo enfrenta) Pá, tu ya conoces la historia que me contaba mamá, me puedes contar rápido quien es el extraño del árbol.
Padre de More:(le acaricia la cabeza despeinándola) deja que tu madre te cuente la historia como ella sabe hacerlo.
More: (hace pucheros) pero me va a hacer lo de Sherasade.
Padre de More: (sonriéndole) si es probable que lo haga, aunque no creo que tarde mil y una noches.
Madre de More: (entra a la cocina con las bolsas del mercado) ¿Quieres aportar?
More:(apresura la taza y corre a abrazarla) ¡Mami!
Tanto el padre como la niña terminan de lavar sus tazas y se acomodan en el sillón del living esperando ansiosos por la historia.
Madre de More: (continuo) El viento soplaba furioso moviendo las copas de los árboles en el claro del bosque mientras una pequeña elfa practicaba con la espada cortando casi cualquier cosa a su paso. Al principio veía y copiaba los movimientos de su padre al entrenar, o a los soldados siempre que podía escabullirse, así consiguió la inspiración para su entrenamiento propio, pese a las negativas de sus padres debido de su condición de mujer.
Estaba establecido en la cultura de los elfos que sólo los masculinos entrenarían con armas de guerra, mientras que las mujeres solo entrenaban a favor de la protección de la naturaleza, más sin embargo lo preestablecido no le interesaba a la pequeña Azul, que fascinada por la fuerza de los guerreros elfos entrenaba cada día sin descanso.
Los padres de la pequeña elfa arremetían ferozmente contra ella para persuadirla de abandonar su gusto por lo relacionado al ejército, mientras el corazón de la pequeña guerrera parecía romperse un poco con cada golpe. Aun así la esperanza por un futuro mejor la guiaban con alegría por su escabroso camino.
Entre los jóvenes las cosas no eran mejores, las elfas de su edad la despreciaban por su gusto por las armas, la tachaban de hereje, masculina, indigna, la ignoraban y se burlaban de su ropa, por lo general sucia por el entrenamiento en lo profundo del bosque, huyendo de la vista de sus padres que le proporcionarían una paliza de llegar a verla.
Los elfos de su edad la golpeaban y empujaban constantemente para demostrarle su inferioridad en fuerza física. Sólo uno de ellos podía considerar su amigo, Leonardo siempre tendía su mano para ayudarla a levantarse cuando terminaba en el suelo luego de los golpes de sus compañeros o sus padres, siempre la observaba y se mantenía cerca para ayudarla, maravillado por la capacidad increíble de Azul para sonreír después de todo.
Leonardo: Esta tarde hay mucho viento, la verdad no entiendo tu terquedad ¿Tanto te gusta la guerra y la sangre como para arriesgar tu integridad física de esta forma? No te equivoques, te respeto por seguir tus sueños, pero temo que te vuelvas una amarga violenta y entrenada que destruya la aldea al final. (Entre dientes) Aunque se lo merezcan por como te tratan.
Azul: (Bajá su espada y se ríe de su amigo de forma muy ruidosa) Para seguirme como una sombra me conoces muy poco. (limpia el sudor de su frente y gira para sonreírle gentilmente) No me gusta la guerra ni la sangre, mi sueño no es ser una luchadora sanguinaria y atemorizante
Leonardo: (Se levanta del suelo donde se sentó para ver el entrenamiento de su amiga) Pero pareciera que entrenas para cobrar tu venganza, quizás no te des cuenta pero te vuelves cada vez más hábil, más fuerte y aterradora. Tu entrenamiento va rindiendo fruto. (sacude la tierra de sus pantalones) Aunque no entiendo porque te sigues dejando maltratar, ya eres más fuerte que todos los elfos y elfas de nuestra edad y más grandes. (Con expresión de incredulidad) Entiendo que no te enfrentes a tus padres. Aunque imagino que esa sonrisa tuya debe estar escondiendo un odio creciente.
Entre las sombras donde nadie podía verlo un hombre reía en silencio, se revolcaba en el suelo por el absurdo dicho por el pequeño elfo, su risa se camuflaba con el viento. Velozmente se enderezaba para escuchar la respuesta de Azul
Azul: (Miraba a su amigo con su tierna sonrisa característica, luego miró en el horizonte al sol naranja escondiéndose) Te equivocas, no deseo la guerra, ni la sangre, ni mucho menos la venganza, deseo proteger este pueblo que amo tanto, no sólo las plantas y la naturaleza si no a toda su gente, como lo hace mi amado padre. La gente del pueblo no me entiende porque soy diferente, con el tiempo se acostumbrarán a mi, si entreno con fuerza algún día podré entrar al ejército y ganarme el respeto de todos por mi habilidad. Mis padres como los demás se violentan por lo desconocido, se que me aman en el fondo de su corazón, desearían que yo fuera una niña normal. No les guardo rencor, los amo con el alma, amo a toda la gente de este lugar, los perdono por su ignorancia y sueño con la fuerza para protegerlos a todos. (Gira para ver a los ojos a su amigo y le sonríe) Creo que el dolor de hoy el precio a pagar por la felicidad de mañana. No mancharía con rencor u odio el brillante futuro que construyo en mi corazón.
Nergal: (sonríe de forma maliciosa ante las palabras de Azul) Tchs típico, parece ser incapaz de albergar odio en su corazón. En cambio los siglos me han enseñado que eso no existe, una criatura sin odio es tan absurdo como un cerdo volador. Vale la pena observarte pequeña elfa Azul. Te seguiré observando, anhelo ver el momento exacto en que esa sonrisa se desarmé dando espacio al odio y la contaminación en tu puro y brillante corazón. (Gira sobre sus pies para entrar en su portal) de todas formas, no es como que tenga algo mejor que hacer.
El viento sopló más fuerte, el sol calló en el horizonte de los amigos, un sol tras otro caían en su horizonte lleno de sueños.
La guerra contra los trolls se llevo la vida de los padres de Azul, los años pasaron entre tristezas, duelos, pérdidas y batallas. El ejército finalmente reconoció el talento de la elfa, tan fuerte y poderosa que los llevó a innumerables victorias, pronto la nombraron capitán del ejército defensor y Leonardo la seguía en batalla como su segundo al mando, y el resto del día como su mejor amigo.
No obstante ni la guerra ni las penumbras borraron la dulce sonrisa de Azul que aún miraba el infinito soñando, llena de esperanza, con su futuro feliz. Mientras Leonardo la observaba con su mirada llena de nostalgia y añoranza, siempre que podía la protegía.
El elfo poseía unos profundos ojos celestes, y el cabello dividido en la mitad de un lado negro y el otro blanco, muchas elfas de la comunidad estaban interesadas en el, pero el se comportaba de forma muy hostil con todas, con todas excepto con Azul.
Más allá de los amigos expectante observa atentamente a la ya joven adulta elfa y se sirve una copa de un vino popular en la cantina de los elfos “Alexandria” .
Nergal: (Estrechando la botella de Alexandria en el suelo) ¿Cuánto más me aras esperarte Azul? (Sonríe repentinamente) No puedo esperar a verte sumida en el odio con tu “esperanza “ en pedazos.
Madre de More: (miro a mi esposo que comienza a ponerse incómodo con el relato, y luego a mi hija) Bueno creo que ya es suficiente por esta noche.
More: Nooo (lleva sus manos a la cabeza) al menos dime quien es el extraño, porque si Nergal se va y el queda mirándola, no pueden ser la misma persona…
Padre de More: (le acaricia el pelo para tranquilizarla) es muy tarde, mañana continuamos.
More: (resignada bosteza) esta bien.
More saludo a sus padres dándoles un beso en la mejilla a cada uno, después se fue a su habitación, dejándolos solos.
Madre de More: (lo abraza y le da un beso tierno) ¿Estas bien?
Padre de More: si, sólo….. Pienso que …. ¿Es necesario que le cuentes esta historia?
Madre de More : (lo suelta y lo mira con seriedad) sabes que sí, mientras antes lo sepa será mejor. Esta fue la única forma que se me ocurrió.
Padre de More: (muy rojo, tapándose la cara con las manos) ¿Pero cada detalle?
(sonrió) vamos nuestra niña ya tiene 12 años, no es tan pequeña. Si omito esos detalles perderá el interés, además, es una hermosa historia.
Padre de More: Tchs me voy a bañar, te espero en la recámara.
Madre de More: (le sonrió) tomaré un café y te alcanzo.
Hacia frío, era tarde, ella tomaba su café y observaba la ventana.
sus ojos se encendieron como lámparas reflejándose en el cristal de la ventana con un verde esmeralda muy brillante. bebía su café y murmuraba para si misma: así es amor, es necesario que ella también lo sepa.
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