Capítulo 9

MARTES, 2 DE MARZO...

UNA NUEVA AMIGA.

MÁX..

Manejo mi carro a una velocidad regular, pero estoy algo expresado, no creí que mis sospechas fueran ciertas, por rabia pise un poco más el acelerador, el semáforo está en verde, pasaría de largo, cerré mis ojos un momento para tomar aire, cuando los abrí un perro se me atravesó, por instinto pise los dos frenos a la vez, los delanteros y traseros, ante el cambio abrupto, las ruedas de mi carro comenzaron a patinar, con mi mano derecha hacia todo lo posible para mantener el volante bajo control.

Mi carro golpeó algo, casi antes de detenerse por completo, humo se extendía por todo mi carro. Queme sus cauchos, pero ahora ese es el último de mis problemas, mi cara se fue hacia el frente y golpee el volante, un carro me había chocado por detrás, la bolsa de aire de mi carro salió, no me ayudó para nada. Ahora solo me ahogo.

Con tensión y esfuerzo me baje de mi carro, ojalá no esté muerto, me acerque, era un perro baste blanco  y desnutrido, su pelo es blanco, pero por la suciedad, ya no tenía color, y es enorme, pero al mismo tiempo puro hueso.

Me acerque a él y me arrodillé para verlo mejor, mire sus costillas aún se movían, el alivio me inundó, ahora que hacia con él?, debería de llevarlo a una veterinaria, lo agarre entre mis brazos para alzarlo, gente chismosa miraba el suceso, que no tenían nada que hacer?.

Lo monto en el asiento delantero, y lo amarre con él situaron de seguridad, tendría que llevarlo a una veterinaria, me duele el cuello, me monte y lo encendí  — ¡bájate crabrón!  — un joven se puso enfrente mío, el joven tenía una chaqueta y en ella estampado el dibujo de alguna mascota, bastante fornido y alto, de su cara bajaba sangre, se rompió la cabeza. Al lado de la ceja, parecí bastante molesto.

Seguía con su mano golpeando mi carro, está histérico, perdido toda clama, no para de gritar baja crabrón, mire al perro, aún respira, baje del carro y lo encare.

— ah h, ¡¿te atreves a bajar?!  — me señaló con su dedo y me toco.

— relájate y no me toques, deja de llorar, esa herida sanará  — le dije mientras quitaba sus dedos de mí.

— ah?, ¡¿cuál herida crabrón?!, ¡mira como dejaste mi carro!  — señaló su carro, una esquina de la parte delantera está abollada.

— te preocupa más tu carro?  — no valía la pena tratar con personas así, me di la vuelta y volví a entrar a mi carro.

Él extendió sus manos enfrente de mi carro, empecé acelerar, poco a poco él fue cediendo o eso creí hasta que se montó al capo, le di un empuje al carro y se cayó del capo, en este momento me importa más el perro.

Llegué a la veterinaria más cerca que encontré, lo baje y lo atendieron, poco después una mujer salió.

— tranquilo, su perra está fuera de peligro, solo tiene un ligero hematoma, eso es todo, le recomendaría, que la bañe, le corte el pelo y le dé de comer, podemos darle medicamentos para las pulgas y todo lo que necesite pare ella  — al mismo tiempo que hablaba saco un champú y otras cosas.

— escuche, no es mi perra, solo dígame cuanto es y listo, después pueden dejarla por ahí, no sé  — le dije mientras casaba plata de mi cartera.

— no podemos hacer eso, con todo gusto se la entregamos, usted verá que hace con ella  — un hombre se acercó y trajo a la perra y la coloco encima de la vitrina.

Que se supo que haga con ella?, la perra me miró, tenía unos ojos muy tiernos, pero eso no me iba a convencer, la votaría por ahí.

La monté en la parte de atrás del carro, tenía mis ojos puestos al frente, la perra se bajó y se montó sola en el asiento de adelante.

— que crees que haces?, pero que perra tan atrevida, solo mi madre tenía permitido sentarse ahí, bájate  — un tenía mi mirada pegada al frente.

La perra solo dio vueltas en el asiento y se sentó, me sorprendió, se sentaba como perro, lo que era lo normal, pero se pudo haber acostado.

— hablo en serio, perra, bájate.

La perra se movió y sacó su cara por la ventana, me ignoraba, no me importa lo que digan, yo sé que los perros escuchan, ella me escucho y me ignoro.

Me rendí, todavía no caído tan bajo como para pelear con un animal, llegamos a mi casa, mande arreglar el carro, en la parte de atrás tiene una abolladura, el encargado parecía sorprendido, me preguntaron si había tenido un accidente, yo les dije sí; esta perra fue mi accidente.

Ya era tarde, pasadas de las 2 pm, coloque la huella y entre a mi casa, me seguía doliendo el cuello.

Mi maid me vio y vino a recibirme.

— señor máx. Estaba preocupada, usd no es de llegar a estas horas, que le paso?, porque le sangra el labio?, lo atacaron, ¡los haré pagar!  —mi maid se está volviendo histérica.

— tranquila, está perra se ve atravesó, no pasó nada más  — coloqué a la perra en el suelo, la perra se  estuvo quieta ahí, a mi lado.

— señor máx. Me alegro de que esté bien, pero piensa tener esa perra aquí?  — parecía algo molesta, miraba mi cuello y fruncía el ceño. 

— sí, voy a darle un baño y algo de comer, cómprale comida y una casa pequeña, también champú y eso.

— como desee señor máx.

La bañe y la alimente, era una perra curiosa, se quedó quita para que la bañara y comió obediente, aún seguía flaca, pero ahora es más bella, su pelo le quedó sedoso y brillante, por un momento me asusto, se había quedado quieta, y no hacía nada de lo que le decía, hasta que se me ocurrió decirle que no la echaría, que se podía quedar aquí, después de eso se fue a dormir.

Ahora estoy acostado boca abajo, mi maid, me está dando un masaje, tengo puesta una toalla mientras mi maid masajea mis hombros y espalda.

— señor máx.  — mi maid hablaba más duro de la normal, parecía enfadada, cada vez que pasaba sus manos por mis hombros se aseguraba de hacer presión. 

— dime, que pasa?.

— señor máx. Se que no tengo derecho a decirle  nada  — mi maid se detuvo ahí y siguió con el masaje. 

— vamos dime, es una orden.

— si es así, no me gusta esa marca  — su voz es fuerte, se notaba la molestia.

—marca?.

— no se haga señor máx. Tiene los labios de una mujer pintados en su cuello y eso me molesta, si se hubiera acostado con una prostituta no me enfadaría. Por lo menos no tanto, pero ese beso demuestra algo más  — ahora ejercía más fuerza con sus manos. 

— no fue nada especial, que haces?  — mi maid me dio una nalgada, hoy era el día de las raras o que?.

— espera, detente, se puede saber por qué me pegas?  — con esta ya eran tres nalgadas, y me estaba empezando a molestar, hoy no había tenido el mejor día, mi maid  me volví a dar otra nalgada.

— fin de la historia  — me pare, me colmo, me ardía una nalga, me senté.

— ven.

— no señor máx. Estoy molesta  — mi maid hizo un puchero y cruzó los brazos. 

— te habló como tu amo, ven, es una orden — le hable con firmeza. 

—ah?, si, si, señor máx.  — se acercó a mí con temor, la hice esperar ahí un rato, le dije con mi cabeza que viniera, mi maid  vino más tímida.

— recuéstate acá  — mi maid asistió y vino a mis piernas, la preparaba para darle una buena castigada. 

— señor máx. La, lamento si lo ofendí, ya, ya, aprendí mi lección no creó que... — calle a mi maid masajeando su nalga con mi mano, era un masaje sencillo. Suave y excitante, tal vez me esté mal hacer esto, pero descargaré algo de este día frustrante en ella y en sus nalgas. 

— sé, sé, señor máx... Por favor… Yo, yo ya aprendí…  — aún la seguí masajeando, la espera debe ser tormentosa para ella. El no saber que haré después, empecé a jalar su nalga con algo de fuerza, alce mi mano y la baje con poca fuerza, le di en todo el centro de su nalga, un gemido entres dolor y placer salió de ella.

—sé, señor máx. Es, esto es…  — le dio otra nalgada suave, la nalga de mi maid rebota con cada nalgada. 

— te gusta?.

— señor máx. Us, usd tiene unos cambios de actitud muy raros... — le di otra nalgada, esta vez con un poco más de fuerza.

— te gusta?.

— señor máx., ya, ya le dije que ya... — le di otra nalgada con un poco más de fuerza. Solo necesitaba responder a mi pregunta, las niñas malas no tiene derecho hablar. 

— te gusta?.

— señor máx..., si, me gusta  — esta vez le sobe la nalga, fue una niña muy buena, pero su castigo aún no termina, me aseguraré de dejarle su nalga bien roja. 

— eres una niña buena, verdad?  — dejé de tocar su nalga dependiendo de su repuesta, tomaría acción.

— si, señor máx.  — le di una nalgada con la punta de mis dedos, en todo el centro de su nalga, no era la respuesta correcta.

— las niñas buenas, rezongan?.

— no señor máx.  — le sobé su nalga, en un masaje en círculos, tenía que relajar su nalga, no quería lastimarla. El castigo solo era su humillación. Las nalgadas solo eran para darle placer y para descargar parte de mi trágico día. 

— que haces las niñas buenas?  — le dije mientras acariciaba su cabeza, tenía su cara sonrojada y su respiración es trabajosa, sus ojos están algo aguanosos, pero a pesar de todo su mirada me pedía más.

— obedecen Señor máx.  — su sonrojo aumento, debe de sentirse muy avergonzada.

— bien, has aprendido bien, eres una niña muy buena  — sobé un rato más su nalga y le pedí que se parara, es muy linda, juntos sus manos y tenía su cabeza mirando hacia abajo, parecía una niña a la cual castigaron y pusieron en espera.

— estás bien?  — me pare y me coloque frente a ella, mi maid aún miraba hacia abajo, alce con mis dedos su mentón, para ver su cara, aún estaba avergonzada y miro para otro lado.

— si señor máx.  — mi maid aún seguía sonrojada.

— entonces quita esa cara, o no te gustó?.

— no es eso señor máx. Si  me gustó, pero... También me dieron ganas de... Otra cosa.

Golpe con suavidad su cabeza  — vamos por un vaso de leche, aún me duele el cuello.

Fuimos a la cocina y los dos nos bebimos un vaso de leche, la perra seguía dormía, no se había levantado para nada, hoy no dormí con mi maid, la mande a su habitación. Lo siento por ella, fui a mi habitación y entre al mundo de los sueños.

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