Capítulo 12

SÁBADO, 5 DE MARZO...

ENTRENAMIENTO ||| 

MÁX... 

El ardor en mi estómago me despertó, respiraba con brusca dan y más rápido, mi maid prendió la calefacción, hacía un calor tremendo, mi cuerpo está bañado en sudor, mis extremidades están atadas, esto ya no era entrenamiento, era tortura. Jamás pensé que decirle que me entrenará terminaría así, debí saberlo. Es una mujer obsesiva.

No mentía, me estaba haciendo todo lo que dijo, parte de mi orgullo como hombre se perdió ayer, y parece que hoy también perdería parte de él, está forma de amararme no me gustaba para nada, como si fuera poco, desde que me desperté estoy así, no sé cuanto tiempo a pasado, ahora solo quiero que este día termine.

Escuche el sonido de un latigazo  pegando contra algo, por el rabillo de lo ojo la vi, ya estoy  cansado. Hambriento. Sofocado, y miserable, que cosa nueva me daría ahora.

— señor máx. Lo está haciendo muy mal, no ha completado ninguna de sus pruebas  — coloco su mano en mi pecho, y la pasaba por la herida del latigazo, presionaba en mi herida. 

—… Disculpa no cumplir… Con aburrida prueba…

— señor máx. No se preocupe, se pondrá divertida, se lo prometo, es solo cuestión de tiempo, por cierto tome  — en su mano tenía algo, parecía puré, pero el olor no fallaba, era comida para perro, quien diría que compraría esa comida para mí, mi maid  la acercó a mi boca, voltee mi cara para otro lado, mi maid la retiro.

— tienes que comer señor máx. Pero si no quiere esta bien, además debería alegrarse señor máx. Hoy la prueba estar a su favor, hoy tendrá que mantener la mente en blanco, despejarse de todo lo demás, olvidar el mundo a su alrededor por eso  — mi maid sonrió. Jamás la había visto sonreír así. Una sonrisa sádica, mi maid sacó algo, tenía forma de anillo de silicona, mi maid lo coloco en mi hijo. 

— señor máx. Empezamos  — mi maid  presionó un control que tenía en su mano, por poco y suelto un gemido, cerré un ojo y apreté mis dientes, sonreí, me empece a relajar, tal vez si podría pasar la prueba hoy, el anillo estimulaba a mi hijo, pero ya no sentía nada, hora solo me sofocaba el calor.

— esto me lo esperaba señor máx. Tiene una magnífica resistencia, pero todo tiene su límite y yo se lo demostraré, primera cosa aprender, no importa que tan fuerte sea tu adversario, puedes vencerlo solo tienes que encontrar la forma correcta de hacerlo, por ejemplo, en este momento eres un adversario rudo. A pesar de que coloque toda la velocidad sigues sin sentir nada, si hubiera usado el método convencional solo me cansaría yo, por eso recurriré a armas que me ayuden  — Subió el calor de la sala, empecé a sofocarme más, mi corazón se aceleró por la calor, ella se acercó a mí y me beso y me topo la nariz, no me dejaba respirar, me están asfixiando, tiempo después me dejo respirar, tomé una gran sacada de aire. Lo que causó delor en mis cosillas. 

— solo una idiota no aprovecharía un momento como este — mi maid se montó encima de mí. 

— que... Haces?...

— que no está claro señor máx. Lo voy a violar, de cierta manera debería alegrarse — mi maid con su mano llevo el anillo a lo último de mi hijo, mi maid coloco su intimidad encima de mi hijo y bajo, ella misma se penetró. 

— señor máx. Su cosa dentro de mí vibra, se siente tan bien, debí de haberlo violado antes señor máx. No me detendré hasta que esta cosa sea inútil, fu, fu... — mi maid me cacheteo y tomo mi pelo con brusquedad, mientras ella misma baja y subía... 

— bien señor máx.  — mi maid  me desató y me tiro aún lado, caí al suelo, me duele todo, sin mencionar que la parte que más me duele es mi hijo, no sé cuánto tiempo pasó hasta que se detuvo. 

—… Que… No vas a seguir…

— señor máx. Lo que seguía dañaría su imagen de mí, pero bueno señor máx. — mi maid  fue de nuevo a las paredes y trajo una pistola, se paró frente a mí, apuntó la pistola en sus manos a mi cabeza   — señor máx. Fue un gusto conocerle  — mi maid le quito el seguro al arma   — le voy a dar una opción, si lamé mis pies como un perro lo dejaré vivir, decida.

No había duda en su palabra, ni en sus ojos, me mataría, pero a quien le importa, sonreí, con mis últimos fuerzas acerque mi cabeza a la pistola, en este momento ya no me importaba nada, lo único que me quedaba era no decir nada.

—… Hazlo…  — ya no tenía miedo, la había visto dispara un arma, pero jamás hacía mi, siendo sinceros, tenía miedo de disparar una o que me dispara, pero ya no. Todo esto acabó con ese miedo.

¡Bang!

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