ARREPENTIMIENTO.

...CHARLES JONES...

Durante las semanas que estuve ausente, siempre pensé en Samanta, su imagen iba conmigo a todas partes, no hubo ni un solo instante en el que no pensara en esos hermosos ojos verdes. Unas ganas inmensas de abrazarla, de sentir su calidez, estuvieron conmigo todo ese tiempo. Y cuando por fin la tuve de frente, lo arruiné.

Desde que llegué a New York han sucedido una serie de eventos, en los que me han llevado a tenerla en la palma de mi mano. Cuando la vi por primera vez, quedé hipnotizado por su belleza, de esos malditos labios, de su aroma; lo que me llevó a conocerla. Al besarla, sabía que ella debía ser mía, me propuse tenerla en mi cama cueste lo que me cueste, y ahora lo he conseguido. Debería estar feliz y con mi maldito ego hasta las nubes, pero no es así. Tal vez, si todo esto hubiese pasado desde un principio, si ella hubiese aceptado desde un inicio, lo estaría.

Durante este viaje encontré la respuesta a una pregunta que me he estado haciendo, pero que mi pésima actitud no me permitía sacar a flote. Ahora solo le pido una noche, no tenerla en mi cama, una noche en la que quiero sentir su calidez, su compañía y en donde no sea Charles Jones, el millonario arrogante.

...DING DONG – TIMBRE....

Debe ser ella. Salgo de mi habitación y abro la puerta. - Pasa. – Se ve preciosa con ese vestido. – Solo tomo mi gabardina y nos vamos. - Le digo.

-¿A dónde me llevará? – En su cara puedo notar lo nerviosa que está. - ¿No lo haremos aquí? - Vuelve a preguntar. Está incomoda.

- Samanta, solo quiero disfrutar esta noche contigo. Te prometo que no te tocaré. Te pido que olvides esas horribles palabras que te he dicho.

-Señor ...

–Por favor trátame de tú. – Estoy actuando como el Charles de hace más de quince años, aquel niño que le encantaba ver sonreír a una mujer. Sus ojos destellan un brillo, haciendo que luzca más hermosa de lo que ya es. – Tranquila, iremos a un lugar público; a una pequeña feria. – Doy media vuelta en dirección a la sala para tomar mi gabardina.

Minutos después.

En todo el camino guardamos silencio. Al llegar una sonrisa se le dibujó en la cara. Ella rápidamente se bajó del auto y yo detrás de ella.

-¿Te gusta? – Pregunto como un tonto, anhelando que su respuesta sea un sí.

-¿Pasaremos el resto de la noche disfrutando de este lugar? – En sus palabras y expresiones denotan una gran alegría e ilusión. Verla de esa manera hace bombear muy rápido mi corazón.

– Claro. – Le respondí sin titubear.

-¡Me encanta! –

Empezamos a caminar uno al lado del otro sin tocarnos. Ella mira con entusiasmo a todas partes. Muchas personas y niños están en los puestos de diversiones, recuerdo que de pequeño con mi hermano nos subíamos a cada uno de estos, mientras que nuestros padres nos observaban y …

Un tacto me hace regresar a mi presente, soy llevado de la mano de Samanta. – ¡Vamos! – Me dice tan entusiasmada. Segundos después nos detenemos en un puesto de fresas. Mis cachetes quieren optar por un color nunca antes experimentado.

-¡Pero qué pareja tan más hermosa! - Nos alaga una señora de mayor edad. - ¿Qué les doy?  –

-Oh, noso … - Está apunto de decir que no somos pareja. Suelta mi mano, pero la vuelvo a tomar.

-Gracias. –Le digo a la señora. - ¿Con crema o yogurt? – Le pregunto sin darle importancia al movimiento que acabo de hacer.

-Con crema, por favor. – Ordena.

Mientras esperamos, busco con la mirada un lugar para sentarnos y que ella pueda comer augustamente.

-Señorita, tome. – Toma las fresas y le pago a la señora. Sin soltar su mano la conduzco hasta la mesa. Nos sentamos y ella empieza a disfrutar de su comida, se ve que le fascinan las fresas congeladas.

-Charles, …

Me ha llamado por mi nombre. – Dime. – Contesto atontado.

-¿Esta noche no actuarás como el millonario arrogante?, ¿seguirás como hasta ahora?

Fija su mirada en la mía. – Sí, seguiré como hasta ahora. No tienes de qué preocuparte.

-Gracias. - Me deleita con una sonrisa. La incomodidad entre nosotros se ha ido y creo que será para siempre.

...POCOS MINUTOS DESPUÉS....

Un pequeño grupo empieza a tocar música romántica. Samanta mira con ilusión a las personas que están bailando, eso despierta una curiosidad en mí.

Sin titubeos le pregunto. - ¿Quieres bailar conmigo? – Mi propuesta ha provocado su rojez, incluso la mía. Todo lo que está pasando y pasará esta noche, sin duda nunca antes lo había hecho. - No te sientas obligada…

-Sí, sí quiero. - Me interrumpe.

Un poco tembloroso y nervioso me levanto de la silla y caminamos hasta la pista.

Tomo su mano y la apego a mi pecho. En este momento me siento tan bien, respiro una paz, siento que somos uno.

...MUCHAS HORAS DESPUÉS....

Ni siquiera llevé la cuenta de a cuántos juegos mecánicos nos subimos y de todo lo que comimos. Hubo momentos en los que quería reír junto con ella, pero no se lo demostré.

Para rematar la noche, observamos los fuegos artificiales, ese fue el momento más especial. Mientras mirábamos al cielo, tomé de su mano y su cabeza reposó en mi hombro. Después del espectáculo, mi pequeña Sam se encontraba profundamente dormida. Chequé la hora, eran más de las doce, su cuerpo ya estaba cansado. La cargué entre mis brazos hasta el coche, conduje despacio para no despertarla.

Al llegar a mi edificio, ella aun seguía dormida. Sé que solo le pedí una noche, pero no quería despegarme de ella. Consuma delicadeza la acosté en mi cama, le quité los zapatos y la arropé con la cobija.

Ahora me encuentro escribiéndole una pequeña nota mientras soy deleitado con su fragancia.

...Al DÍA SIGUIENTE – EN LA MAÑANA....

...BI BI BI – LLAMADA....

*Contesta.

-Buenos días, señor Charles Jones.

-Buenos días, Alan.

-Amaneció de humor, excelente. Te estamos esperando para irnos al aeropuerto.

-En cinco minutos estoy allá abajo. – Cuelgo.

Me acerco a ella y suavemente le doy mi último beso. Desde hoy, quedarás libre de mí, ya no te buscaré. Dejo encima de su teléfono la nota que le escribí anoche. Tomo mi maleta y salgo del edificio.

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Casi linchan a Charles.

Buenas noches, personitas hermosas.

Ariana Grande - Pov 🎶🎶

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