PRIMER BESO.

...SAMANTA YOUNG...

-Estoy bien, solo fue una pequeña cortada, nada de qué preocuparse. – Les digo a mis padres que están del otro lado de la llamada.

-Sam, no me gusta nada que trabajes en tus vacaciones. – Es la voz de mi padre muy preocupado.

-Papá, el dinero que gano es de gran ayuda para ustedes. Las cosas en la granja no van muy bien. – La triste verdad, la granja se está estancando.

-¡¡Esta maldita granja!!, por ella mi familia sufre. – Escucho la voz de mi madre tratando de consolarlo.

-Padre, no llores. Esa granja es muy importante, verás como todo va a salir bien. Además, ya estoy en la recta final de mis estudios. – Mis palabras salen con un gran entusiasmo, aunque mi cuerpo se quiera derrumbar.

-Nuestra Sam, siempre viendo el lado positivo. – La dulce voz de mi madre me hace recargarme en segundos.

-Te amamos, cariño. – Sus voces entre esperanzas, tristeza y alegría me dan la fuerza para no caer.

-También los amo. Díganle a Jack que lo quiero mucho.

-Lo haremos. Bueno, mi niña, te dejaremos descansar. – Mi madre.

-Adiós.

*Cuelga.

Todos los días mis padres siempre me llaman. Soy su primogénita, tienen puestas todas sus esperanzas en mí, que terminando la carrera pueda emprender, y así apoyarlos.

Desgraciadamente este mundo está lleno de prejuicios, estereotipos, corrupción, infinidades de barreras; duras de superar, pero no imposibles.

Dejo a un lado el celular y continúo estudiando, pero a quien quiero engañar, el sueño me está dominando. Mis ojos me arden de tanto leer; repasando mis apuntes escolares. Mañana continuaré.

Vivo en un pequeño departamento, difícilmente cabe todas mis cosas, que no son muchas, … ya se imaginarán. Por suerte gozo con una pequeña ventana en mi habitación. Apago todas las luces y empiezo a desnudarme para ponerme el camisón. Me acuesto en mi cama y ahora a dormir.

...Horas después....

...BI BI BI – 6:00 am....

Como todas mis mañanas estiro mi mano y aplasto el botón del despertador. Me siento en la orilla de la cama, levanto mis brazos y me estiro un poco.

- Otro día más, Sam. – Me digo a mi misma. Me levanto por completo y en unos pocos pasos ya estoy en mi cocina. Pongo a hervir agua para mi café, y mientras está en la estufa, aprovecho a ducharme, siempre estimando el tiempo.

Bañarme es lo que más disfruto de todo mi día, aunque no pueda durar más de diez minutos. Paso el jabón por mi cuerpo, y por alguna extraña razón recuerdo al señor de anoche, traigo a mi memoria lo que mi cuerpo sintió al ser cargada entre sus brazos, el sentir sus pectorales. La luz del hospital me permitió ver mejor sus facciones, tiene unos imponentes ojos azules, pero una mirada muy fría.

Se ve que tiene dinero y un mal carácter, es como esos hombres que solo debes verlos de lejos, pero nunca acercarte a ellos. Le estaré agradecida de haberme ayudado, pero espero no encontrarlo otra vez.

Termino de bañarme, salgo y me dirijo a la cocina. Preparo mi taza de café y a disfrutar del magnífico sabor.

En mis vacaciones busco un trabajo para reducir los gastos de mi familia en mí. Por lo general me cuesta ser contratada, ya sea que me rechazan por ser estudiante, no tener experiencia laboral, hubo trabajos en los que me discriminaban por ser mujer, tristes experiencias.

Hace una semana empecé a trabajar de mesera en una cafetería, junto con mi mejor amiga, compañera de carrera y vecina, Daniela. Ella me recogió ayer del hospital, al igual que mi familia, le oculté lo que pasó con mi intento de violación. Siempre nos vamos juntas al trabajo, excepto por hoy, ya que ella tiene que arreglar unos asuntos pendientes y llegará tarde.

Termino y me cambio muy rápido, no debo perder el autobús.

...Horas después – En la cafetería....

Todo marchaba bien hasta que el señor de anoche, ni siquiera sé su nombre, entró a la cafetería. Está enfrente de mí, sentado en la mesa con la vista en unos papeles. - Bienvenidos, ¿listos para ordenar? . – Les pregunto. Trato de mantener la calma y seguir con mi trabajo.

-Sí. - Me responde otra persona. Empiezo a anotar los pedidos y por último me contesta él.

-A mí un café cargado sin azúcar.

Tan concentrado en esos papeles, que ni siquiera me dio la mirada, mejor para mí, puede que no quiera que le dirija la palabra.

- Enseguida. - Me retiro y dejo que preparen la orden.

Mientras atendiendo las otras mesas, siento una mirada encima de mí. Regreso a la cocina con la orden de la mesa cuatro, donde está el señor de anoche. Camino hasta ellos. - Sus órdenes. –  Les digo y empiezo a servir. Por cuestión de segundos, sus ojos azules se topan con los míos, pero rápidamente salgo de ahí.

-Sam, ¿estás bien? .- Me pregunta Daniela, quien tiene los cachetes un poco rojos.

-Sí. - Respondo. - ¿y tú?, ¿Qué te pasó?, estás ruborizada. - Le hago saber.

-Lo mismo digo de ti.

Paso mis manos por mis cachetes y efectivamente están rojos y calientes. - Lo mío no es nada. – Contesto nerviosa.

-Igual lo mío, nada.

Las dos nos reímos levemente y seguimos con nuestro trabajo

...Horas después....

Ya es hora de salir. Antes de irnos limpiamos el lugar para no tener que hacerlo mañana.

-Daniela, depositaré estas bolsas en el contenedor y nos vamos.

-Bien, te espero.

Ya quiero estar en mi departamento y poder quitarme esta falda tan incómoda.

El contenedor de basura está al lado de la cafetería, en un callejón. Tomo las dos bolsas, una en cada mano, salgo por la puerta trasera. Al lado del contenedor hay una farola, que me permite ver sólo el contenedor, todo alrededor está oscuro. Dejo las bolsas adentro y me doy la vuelta, pero una voz ronca me detiene.

-¿Cómo se siente?

Mis vellitos están erizados. Volteo y no lo creo, es el señor de los ojos azules. - Mejor. – Contesto nerviosa. Empieza a caminar hacia mí. - Debe estar molesto por no haberle dado las gracias, lo siento …

Me calla poniendo su dedo pulgar en mis labios. ¿Qué está pasando?

-No quiero tus agradecimientos, ni tus disculpas. – Dice en un tono … ¿seductor? ¿posesivo?

Quita su dedo y con una mano toma mi cintura, acercándome más a su cuerpo. - ¿Qué hace?, por favor no me haga nada.

-No te haré daño.

Santo dios. No entiendo por qué no me estoy moviendo. Me toma del cuello y en un impulso, ya estoy siendo besada.

Pero qué demonios, muerdo su labio inferior, provocando que me suelte. - ¡Acosador! – Paso mis manos por mi boca, limpiando su saliva.

-Ninguna mujer se ha atrevido a despreciar mis besos, tú no vas a ser la primera, una simple mesera.

Se está riendo. - Es un imbécil, per …

Me empuja contra la pared, en la parte oscura. Pone su pierna, entremedio de las mías, impidiendo cualquier movimiento. Alza mis manos y las sostiene con una de las suyas mientras que la otra toma mi cuello.

-Suélteme o grito. – Intento zafarme, pero es imposible, es más alto y fuerte que yo. El desgraciado me tiene en una posición de la que no puedo escapar.

-Ninguna de las dos.

-¿Qué?...

Inclina su cara y me vuelve a besar, pongo resistencia, pero aun así él sigue. Su lengua intenta recorrer todo mi interior.

Sam, si no puedes contra el enemigo, únete a él.

...-----------------...

Gracias por su apoyo.

Más populares

Comments

Patricia Pérez

Patricia Pérez

quien entiende? ayer la salvó de un acosador y violador y el hace lo mismo. igual de horrible

2024-02-26

3

lourdes gallardo

lourdes gallardo

qué triste lo que critica es lo que está dispuesto hacer por si mismo

2024-02-25

1

Judith Garate

Judith Garate

que cabroncito Charles, ojala Samanta le rompa los hu***os de una gran patada para ponerlo en su lugar, claro eso despues de que se lo besuquee y se confie

2024-01-09

6

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play