Llevaba escuchado mi canción favorita casi dos horas,esa canción que me tranquilizaba cuando sentía que los problemas se acumulaban y me ahogaba yo sola.
Mientras la escuchaba, intentaba leer un libro para distraerme,pero no lo conseguía. Tenía la misma sensación de hacía unas semanas,un dolor en el pecho que no se iba, era como si me pincharan con agujas desde dentro, la cabeza inundada de preocupaciónes que sabía que eran menores pero se me hacían gigantes, hasta el punto que sentía que me tragaban viva.
Recibí una llamada de mi mejor amiga preguntándome qué si quería salir, sinceramente ella era la última persona que quería ver y a la vez la primera.
Ella había empezado a salir con un chico que conoció por redes sociales, el problema es que no lo conocía por se "vivía en otro país". Sinceramente me preocupaba, pero no quería ser una amiga "tóxica" o "celosa". Asique me trage las palabras que tenía en la lengua ya hacía semanas "me estás dejando de lado" o al menos eso sentía yo.
No iba decirle que estaba preocupada y enfadada con ella,pero tampoco estába muy feliz,le respondí con un "Sí" seco.
Mientras caminábamos me contaba sobre su "novio" y me enseñaba mensajes de sus conversaciones. Yo finjia una sonrisa y también las palabras alegres, teniéndome que tragar cada vez más las respuestas cortantes. Hasta que me menciono su edad, 27 años
— ¿¡Estás loca!?— le espete en la cara. — tienes 15 años, eso es ilegal.
Y como de costumbre comenzó a ponerme excusas. Que definitivamente no me iban a quitar la nueva preocupación que me ahogaba todavía más.
— si tus padres se enteran el va a la cárcel y ha ti te va a caer la bronca de tu vida.
No volvimos ha hablar mientras volvíamos a casa. Ella tenía las manos en los bolsillos y yo jugaba con la funda de mi teléfono. Genial ahora sentía el pecho el doble de apretado y en mi cabeza se repetían las mismas frases "¿Y si le pasa algo?" "¿Y si le hacen daño?" "Yo no tendría que preocuparme tanto". Era mi mejor amiga,si, pero era su problema ¿no? Pero no podía evitar que aumentará mi sensación de angustia.
Pasamos por delante de un bar. Ella se detuvo.
— Cuanto tiempo, chicas. — nos saludo una mujer rubia sentada junto a su hijo, que era de nuestra edad.
Lo sabía porque recordaba que ese chico había estado con nosotras en primaria.
Mi mejor amiga estuvo hablando con la mujer. Yo y su hijo estábamos callados uno junto al otro, nos conocíamos pero ya hacía mucho tiempo que no hablamos y tampoco esque fuéramos muy extrovertidos.
Mientras ellas hablaban, de vez en cuando el hacía comentarios sarcásticos que me hacían sonreír un poco, yo solo hablaba cuando me dirijian la palabra. Mire un momento el chico y justo el se jiro, cruzamos miradas unos segundos antes de que el respondiera con otro comentario a su madre y yo mirara nerviosamente mi teléfono.
El no era especialmente guapo que digamos pero algo en su personalidad me atraía, tenía la tentación de pedirle el número de teléfono pero no me atrevía. Lo miré otra vez de reojo y pensé mil excusas para poder hablarle, pero ninguna valía.
Cuando mi mejor amiga y la mujer terminaron de hablar nos despedimos y seguimos nuestro camino. Mientras cruzaba la carretera sentí una sensación de paz enorme, como si de golpe todos los problemas se ubieran esfumado. Hacía ya días que no me sentía así de...libre. El viento primaveral me removió el pelo y me arrepenti de no hacercarme a aquel chico. Aunque tenía las esperanza de volverlo a encontrar algún día...Y descubrir si el o ese cruze de miradas me habia dado esos minutos de paz por primera vez en días.