En una pequeña ciudad rodeada de bosques densos y oscuros, se contaba la leyenda de la Casa del Lago. Se decía que aquellos que se aventuraban a entrar nunca salían vivos. Muchos evitaban pasar cerca de ella, pero un grupo de jóvenes, desafiando las advertencias, decidió explorarla en una noche de luna llena.
La casa estaba cubierta de musgo y parecía abandonada desde hacía décadas. Las ventanas rotas dejaban ver el interior oscuro y desolado. A medida que avanzaban por el jardín descuidado, los árboles crujían con el viento, como si susurrasen advertencias silenciosas.
Al entrar, el aire se volvió pesado y denso. La luz de sus linternas apenas iluminaba los pasillos angostos y llenos de polvo. Extraños murmullos resonaban entre las paredes agrietadas, haciendo que los corazones de los jóvenes latieran con fuerza.
De repente, uno de ellos desapareció en una habitación cerrada. Los gritos resonaron mientras los demás corrían hacia la puerta cerrada con llave. Desesperados, intentaron forzarla, pero era como si algo invisible los empujara hacia atrás.
El tiempo se distorsionaba dentro de la Casa del Lago. Las horas parecían eternas mientras buscaban desesperadamente a su amigo perdido entre habitaciones que cambiaban de lugar. Sombras se movían por las paredes, jugando con sus mentes.
Finalmente, encontraron la habitación donde había desaparecido su amigo. La puerta se abrió lentamente, revelando una figura pálida y distorsionada de lo que alguna vez fue él. Los ojos sin vida los miraban fijamente mientras una risa siniestra llenaba el aire.
En un último acto de desesperación, los jóvenes corrieron hacia la salida. El suelo temblaba bajo sus pies, como si la casa misma estuviera viva y tratara de retenerlos. Con cada paso, sentían como si algo oscuro los persiguiera, susurros incomprensibles llenaban sus oídos.
Lograron escapar justo cuando el amanecer comenzaba a iluminar el cielo. Miraron hacia atrás una última vez y vieron cómo la Casa del Lago se desmoronaba lentamente, devorando toda prueba de su existencia.
Desde entonces, nadie se atrevió a acercarse a esos terrenos. La leyenda de la Casa del Lago se convirtió en una advertencia, una historia que recordaba a todos que hay lugares donde el pasado oscuro y las fuerzas desconocidas acechan en la oscuridad, esperando a los intrépidos que se aventuren demasiado lejos.