Este, fue uno de los golpes más duros a mi corazón, sentí un enorme nudo en la garganta que impedía que pudiera manifestar el dolor tan enorme que sentía en mi pecho, lloré tanto que debía tapar mi boca para que nadie oyera mis lamentos.
Aquel fue el día en que llegue a casa después de estar dos semanas de viaje y la casa de al lado estaba completamente vacía.
Miraba cada rincón de la casa vacía y en mi mente solo venían recuerdos de todos los momentos que vivimos allí, las veces que reímos y lloramos, también las veces que nos amamos y nos odiamos.
Su madre nunca estuvo de acuerdo con nuestro noviazgo, siempre hacia todo lo posible para que ella no pudiera verme, pero siempre encontrábamos la forma de hacerlo.
Fue una relación complicada por la desaprobación de su madre y a pesar de que éramos dos adolescentes nos amábamos muchísimo, ella fue mi primer amor y yo el de ella.
Apenas comenzaban los 90s y por más que lo intente, el único rastro que pude encontrar apuntaba a que se habían ido de la ciudad.
Lo que aumentaba mi dolor era el hecho de ni siquiera habernos despedido, la última vez que la vi, ella pidió que no fuera a ese viaje y terminamos discutiendo.
Ahora aquella casa vacía no es más que un recuerdo, el rastro de aquel gran amor que vivió allí y que nunca jamas volví a ver.