Rescatando A La Princesa

Rescatando A La Princesa

Autor(a):Harulina Pandagami Art

Prólogo

En un mundo en el que existe magia, caballeros y criaturas inimaginables existía un pequeño país llamado Yebrait, que había sufrido por las sequías, epidemias y hambruna. Este pequeño país está a punto de ser conquistado por un joven, que a la corta edad de 13 años, consiguió el título de caballero y ahora estaba listo para llenar el campo con la sangre de sus enemigos.

La personalidad del joven contrastaba completamente con su apariencia. Si simplemente le vieras dormir pensarías que es un ángel de tez clara, cabello negro azabache... Pero una vez abría los ojos, su gélida mirada era tan bella que te perdías en sus ojos azules.

Este joven tiene la sangre fría y le gusta la guerra, pero lo que le gusta más es el momento en el que ve al enemigo caer de rodillas al suelo mientras saborea la victoria de la batalla. Como los grandes tiranos, no tenía a nadie a su lado para compartir las victorias, aunque eso le importaba bien poco.

Este pequeño país también tenía sus gobernantes, pero eran diferentes al resto. Ellos no le iban a dar el placer de la victoria ni de derramar sangre, ellos dieron el país sin oponerse y fueron llamados los reyes cobardes por los conquistadores. Los lugareños entendían la decisión de sus monarcas, así que aún les respetaron.

Estos monarcas fueron ejecutados.

No sólo ellos, toda la familia real fue ejecutada, incluidos los bebés. La única persona que se salvó fue la princesa más joven, Hever.

Lo que no sabían los conquistadores era que en ese país los monarcas eran escogidos según su poder mágico ya que eran sometidos a varias pruebas. En otras palabras, la persona sucesora del trono raramente era parte de la familia que gobernaba.

Pocas semanas después de haber sido conquistado el territorio de Yebrait empezaron los problemas habituales de sequía, hambruna y enfermedades... Los actuales gobernantes no sabían qué hacer para mantener el nuevo territorio. En menos de un año, lo abandonaron a su suerte.

Al pasar los años el joven tirano creció y estaba listo para seguir conquistando, con hambre de sangre. Él no tenía ningún objetivo, simplemente vivía para saciar su sed de sangre y sacar su ira. Era una vida triste y vacía.

No sabía por qué, pero a veces volvía a esa tierra árida que le cedieron los monarcas. Un día, repentinamente, vió todo el paisaje cambiado. Ahora se veía verde allá dónde se posaba la mirada, había bosques, animales, flores... Y allí la vio.

Una joven de cabello blanquecino que parecía un espejismo. Rodeada de los niños del pueblo, cantando, incluso las mariposas y los pájaros se acercaban. Parecía la escena de un cuadro. El mismo tirano quería acercarse. Antes de darse cuenta ya estaba caminando en su dirección.

Se detuvo observando a lo lejos, sin saber entender bien lo que estaba sintiendo así que decidió marcharse antes de que fuera tarde.