En aquel callejón
Emilio no se quedaba tranquilo en su asiento, se movía sin parar a mirar hacia la ventana y luego se reía.
—Quédate quieto. —Le llamó la atención su hermano mayor.
—Estoy muy emocionado, finalmente podré ir a una escuela y graduarme como cualquier otro estudiante.
—Recuerda que no eres cualquiera. —Le dijo.— Eres el preciado omega de la familia Moretti.
—Lo sé~ —Suspiró.— Sé que no podemos vivir una vida pacífica, pero, ¿No escogiste una buena escuela?
—Probablemente vayan estudiantes con familias influyentes, con mayor razón debes tener cuidado. No muchos miran bien a las familias de bajo mundo.
—¡Aún así, nuestros negocios en su mayoría no son turbios!
—No puedo creer que pienses así de esta familia... —Se rió. —Parece que nuestro omega es demasiado optimista, de todos modos no necesitas esconder tu apellido y mucho menos avergonzarte.
—Sí, hermano... —Aunque Emilio estaba ansioso por hacer amistades, así que no sabía como iría en cuanto sepan que la familia Moretti es mafiosa.
—La cabeza en alto. —Emilio se volvió a posicionar. —También asistirá tu primo, así que te ayudará a incorporarte.
—¿Cuál de todos?
—Gino, ya sabes esa flor social. —Habló con desagrado.
—¿Por qué irá Gino también?
—Quién sabe... ¿Por qué no lo averiguas por mí? —Emilio asintió en silencio. Le parecía extraño que concidieran, el lado de Gino nunca se había ofrecido a ayudar. Todo lo contrario.
Sin embargo, Emilio pocas veces había hablado con Gino, así que quizás no tramaba nada. No había caso en sospechar de él, de todos modos, ¿Qué podría hacer en la escuela?
Cuando llegaron a la nueva casa en que se instalarían, también llegó Gino a visitarlos.
—¡Emilio, ha sido mucho tiempo!
Gino bajó de una limusina junto a un sombrero, que se colocó debido al fuerte sol.
—En verdad... —Emilio le saludó con una sonrisa, pero por algún motivo no lograba sentirse cómodo con ese omega.
¿Quizás porque eran del mismo tipo? Ambos eran dominantes, pero Emilio tenía un físico más grande que el de Gino. Su primo era el típico omega bonito... “Una puta flor social”, como diría su hermano.
Emilio solo pensó que eran celos, es más virtuoso ser un omega pequeño y sexi como Gino. O quizás solo le molestaba que Gino podía salir de casa y tener amigos, mientras Emilio no podía.
—Mañana iremos a la escuela, tienes suerte de no haber ido antes. Acostumbrarte a nuevos colegios es aburrido.
—Estudié por exámenes libres, así que no podría opinar al respecto.
Gino entró a la casa en el momento que Emilio lo dejó pasar primero. Saludó a los empleados y enseguida estos empezaron a murmurar.
—El señorito Gino es un omega muy agraciado.
—Combina con la familia Moretti.
Emilio no comprendía a qué se referían con ello. ¿Significaba que no parecía parte de la familia? ¿Por qué?
Se detuvo frente al espejo que sostenía una estatua en el pasillo. No veía un problema en su apariencia y le era fácil sonreír, ¿Se veía estúpido?
No tenía caso continuar preguntándose. Aunque su omega no le dejaba tranquilo, quería matar a Gino para ser más apreciado.
—Calla... —Se decía en un susurro, ya que su omega quería agarrarse a golpes con su primo.
...«¡Somos los primeros en la cadena alimenticia!»...
Emilio solo pudo ignorar sus divagaciones. Su omega era el más loco que conocía.
Gino se quedó hablando con familiares y a Emilio no le apetecía realmente involucrarse, así que salió a explorar la ciudad en la que se quedaría.
No era una enorme ciudad, así que el vecindario era silencioso, pero siempre puedes adentrarte a algún callejón peligroso de por ahí, en eso no cambiaba de cualquier ciudad. Además, que seguramente era más corrupta al tener barrios silenciosos.
Emilio fue adentrándose en el vecindario, hasta pasar las tiendas, llegando a lugares más aislados. A las zonas más pobres de la ciudad, donde la tranquilidad se iba desmoronando.
Entonces, no fue impactante oír los ruidos de una pelea. Lo que sí era sorprendente, era ver a un alpha peleando con otros cinco de forma igualada.
Solo había visto a su hermano luchar así de bien, pero junto a un arma. Aquel joven alpha estaba usando sus puños desnudos, mientras los otros llevaban cuchillas.
Emilio sintió su corazón acelerarse, la escena era realmente estimulante. Un alpha que a pesar de tener rastros de sangre en su ropa se veía hermoso.
Sin embargo, al ver que aquel chico iba a sacar su navaja, Emilio interrumpió la pelea.
—¡Oigan, llamaré a la policía! —Gritó mostrando el número en su teléfono. Pero, ellos no se inmutaron.
—Ahaja, vamos inténtalo. —Al ver que no funcionó, Emilio se acercó rápidamente a uno de los alphas y le dobló el brazo, provocando que soltara el cuter que traía. Luego, lo empujó sobre otro de los alphas y le quebró la nariz con su codo al cuarto.
Al notar que iban perdiendo prefirieron salir corriendo.
—¿Por qué te entrometiste? —Esa voz le erizó la piel.
—Estabas a punto de matarlos... —Señaló a la mano que se acercaba a la navaja de su bolsillo.
—¿Y eso qué te importa?
—Iba a ser un recuerdo desagradable si lo veía. —Le sonrió.
—Pff... Nunca había visto un omega pelear tan limpiamente. —Se rió ante la actitud de Emilio.
—Oh, estás herido. —Notó Emilio el rasguño en la sien del alpha, así que acercó su mano, removiendo los cabellos alborotados de él.— Debes tratarte eso, ¿Hay una farmacia por aquí cerca?
—No me toques... —Tuvo una reacción tímida así que Emilio le sonrió.
—Ahaja, entonces espera aquí. —Sacó su celular en busca de la dirección de una farmacia. —No hay una tan lejos, ya vengo.
El alpha se quedó allí sin entender por qué le había hecho caso a ese omega. Bueno, hace tiempo que no veía a un omega tan bonito... No le haría daño acercarse.
Sacó un cigarro de su bolsillo y empezó a fumar mientras esperaba.
—¡Ya vine! —Volvió corriendo.— ¡No fumes, vas alterar tu coagulación!
—Tks...
—Déjalo hasta que te recuperes. —El alpha le hizo una expresión furiosa y apagó el cigarro en la pared.
—¿Contento?
—Sí. —Comenzó limpiando las heridas de las manos del alpha.— ¿Cuál es tu nombre? Yo me llamo Emilio.
—James. —Contestó, observando cómo esas manos más blancas y delicadas que las de él le envolvían con unas vendas.— No te había visto por aquí antes, no eres de aquí.
—¿Cómo puedes saberlo?
—¿Qué clase de idiota olvidaría tu cara? —Emilio lo miró y le agachó la cabeza para curar las heridas de su rostro.
—¿Qué quieres decir con eso? —Se rió.—Bien, no vuelvas a lastimar tu rostro. —Le colocó un parche.— Y toma, paracetamol para el dolor.
—¿Por qué me ayudas?
—Mhm, no lo sé, solo me pareciste interesante... Tu forma de pelear me gustó.
—Generalmente a los omegas no les gusta ver sangre.
—¿Hay alguien que le guste? —Preguntó de forma astuta.
—A un psicópata, seguramente.
—Bueno, ya me tengo que ir, puedes quedarte con la bolsa. —Le entregó la bolsa de la farmacia junto a los medicamentos dentro.
James lo dejó irse y cada uno volvió sobre sus pasos, interesados por aquel extraño encuentro.
Finalmente, les vine a traer esta hermosa historia, fue la más votada en el grupo que tengo junto a mis seguidores, así que espero les guste ♥
Aún no tengo decidido el horario, pero generalmente subo un día a la semana, ya les estaré avisando.
Avancemos junto a Emilio en esta gradiosa historia.