Hanashi

Hanashi

Autor(a):Lucifer de Arhya

01.- Impensable

Crocodile vómito por tercera vez esa mañana, estaba mareado, le dolía la cabeza y tenía sueño, pero el simple hecho de pensar en el olor de la comida, hacía que su estómago se revolviera y su garganta llameara con furia por el ácido estomacal, después de lavarse los dientes y la cara volvió a la cama con un quejido de dolor.

—Si sigues enfermo por la tarde, llamaré al médico– dijo Dragón acariciando el cabello de su amante.

—Solo es algo que comí, pasará pronto.– susurro bajito el pirata de cabello negro.

—Deja que me preocupe un poco por ti– el Alpha retiro algunos mechones del rostro pálido.

—No soy un niño– murmuró Crocodile.

—No lo eres, pero quiero preocuparme por ti.

—Hmmm.

Casi de inmediato el pirata cayó en un sueño profundo, sabía que Dragón no se quedaría a su lado, era un líder revolucionario después de todo.

Por eso se asombró cuando al despertar encontró al hombre revisando documentos dentro de la habitación.

—¡Despertaste! ¿Cómo te sientes?

—Aun con náuseas.

—El médico vendrá en un rato, descansa un poco más.

Crocodile soltó un suspiro resignado, ese hombre podía ser muy dominante en algunas cosas, aunque no en su mayoría, solía darle su espacio y eso le gustaba. Nunca había intentado follarlo y gracias al cielo, ni el Rut de Dragón o su ciclo de calor habían coincidido, eran compatibles en la cama y ambos se ayudaban a ser llevadero sus ciclos son perder el dominio, Dragón lo cuidaba bien y él solía resistir bien la pasión demandante del Rut del Alpha, así que dejarlo a veces preocuparse estaba bien.

Después de todo no podía olvidar que Dragón era un Alpha y era sobreprotector por naturaleza.

Las noticias tras los exámenes del médico fueron un cubo de agua fría, con dos reacciones tanto similares como diferentes.

Dragón cayó sentado en el sofá mientras rasgaba la ridícula expectativa, Crocodile, en cambio, apretó una mano férrea sobre el vientre aún plano, era una garra de acero que trataba de ahogar la semilla que ya germinaba dentro.

—No… nunca han coincidido su rut y mi ciclo de calor, ¡Jamás!

Crocodile sabía que debía haber un error, un maldito y terrible error…

—No hay error posible, hice los análisis tres veces, también revisé la genética de casta…– el hombre empujó sus gafas sobre el puente de la nariz. —Dragón es un Alpha dominante, y el señor Crocodile… también tiene casta dominante, por lo tanto…

—No necesito entrar en Ciclo para concebir– murmuró el omega con asco aplastando de nuevo su vientre.

La mirada de Dragón se tornó oscura, se puso de pie y sujetó la mano de Croc.

—¡Basta! ¡Vas a herirlo!

—¡Herirlo!– gritó exaltado Crocodile. —¡Un niño con sangre maldita! ¡Ni siquiera me ha pasado por la cabeza la idea traerlo al mundo!

El médico había salido discretamente, dejando a la pareja sola.

Dragón se pasó las manos por el rostro barriendo su cabello en el proceso.

—¿Vas a matarlo?

—Lo haría la marina, su mera existencia es ya una sentencia. Mi hijo, su linaje y el tuyo mezclado en una bomba de tiempo– susurró Crocodile.

—No puedo refutar eso, pero podemos mantenerlo seguro, oculto…

—¿Qué clase de vida tendría? Sería tratando por el mundo como una monstruosidad, tú lo sabes… yo lo sé.– Crocodile levantó el muñón carente de emoción. —Este es su destino...

—Tú no eres como tu padre…

Esa férrea afirmación lo descolocó, desde luego que no. Él y el maldito viejo no eran iguales, nunca haría que su hijo se sintiera inadecuado solo por tener un útero en su cuerpo y ser clasificado como débil por nacer omega.

—Tiene altas posibilidades de ser un Alpha dominante, pero lo estás condenando a morir sin siquiera la oportunidad de vivir.– peleó Dragón. —Puede ser un omega, puede ser un Alpha, pero lo que es seguro es que él tendrá a ambos para defender su derecho a la vida.

Maldito revolucionario de mierda que ponía sus valores antes que la cuestión práctica. Crocodile sabía que la vida de ese niño sería un infierno, perseguido por la marina, por los enemigos de cada uno de ellos, piratas y Gobierno Mundial… ¿Dónde había un lugar seguro para la pequeña fruta del demonio?

Dragón estuvo muy nervioso de dejar solo a Crocodile el primer trimestre, tenía miedo a los ataques de pánico de Croc, incluso había logrado lastimarse un par de veces en que el Revolucionario lo dejo solo, con un espejo había roto la vena de su muñeca, pero había logrado salvarlo sin nada más allá que una cicatriz. Para el segundo trimestre, el vientre abultado había dado los primeros indicios de vida, la primera vez que se movió los ojos de Cocodrilo se cuajaron de lágrimas, Dragón no sabía que quería decir aquello y tuvo miedo de preguntar, pero los ataques de pánico e intentos de suicidio cesaron y eso fue un alivio, aunque el Alpha no bajo la guardia.

—Serás una verdadera molestia mocoso– refunfuño Crocodile acariciando el vientre que ya no le permitía moverse de la cama.

Dragón y él no habían hablado de lo que harían cuando la pequeña plaga naciera, no sabían dónde viviría, un barco pirata o una base de la milicia revolucionaria no eran las mejores opciones, tal vez debería adelantar sus planes hacia su objetivo, si su pequeña plaga era un príncipe estaría a salvo y para ello él debía tomar el título de Ouka Shichibukai, un Señor de la Guerra era la mejor protección para su… aún se negaba a llamarlo hijo, sabía que hacerlo lo haría real y eso… solo haría que lo amara y si lo lastimaban él probablemente desataría el infierno.

Es decir… estaba sufriendo por culpa de la pequeña plaga… ¿No? Dragón e Iva, no lo dejaban beber ni fumar y su cuerpo se había deformado en un continente separado, incluso volverse arena no le era permitido por el pequeño monstruo que crecía dentro suyo. No es que creyera realmente que era un monstruo, sino que se comportaba como un terrorista dentro de su cuerpo, atacando a golpes sus órganos.

Dragón solía sostenerlo sentado tras de él, manteniendo sus manos sobre el vientre redondo y tranquilizando la actividad de la pequeña plaga.

El médico había dicho que el aura del Alpha generalmente era un arrullo para los cachorros y que les ayudaba a relajarse, pero a su plaga nadie le pasó esa información, ya que si ambos, Dragón y Crocodile no ponían las manos sobre él, no había manera de que se relajara ni un poco.

No habían planeado a esa plaga y la única manera a estas alturas en que Crocodile podía dormir era casi sentado usando de respaldo a Dragón, al Alpha no parecía importarle, habían compartido un par de besos cálidos, pero por alguna razón, no se sentía como antes, no podía quitarse de la cabeza la idea de que ese bebé hacía a Dragón demasiado feliz, bueno… el único hijo legítimo de Shirohige, un hijo omega, sin marca y dando vida al hijo de Dragón el Revolucionario, nieto de Garp el Héroe… aquello cada vez le parecía una vil y deliberada trampa.

Tal vez Dragón quería entrenar al niño como una máquina de guerra para su puta revolución y él le había dado solo un soldado perfecto con los genes más fuertes para derribar las barreras que se interpongan entre él y su propósito.

Las sospechas y la desdicha latían allí, dura y persistentes, Dragón había llegado a él en un momento vulnerable, cuando herido había huido del barco de su padre, jurando jamás regresar y como una maldita tormenta el revolucionario lo había sacado de allí, llevándolo lejos, cuidando sus heridas y dándole un garfio en remplazo de su mano, había aplacado su Ciclo, le había dado un collar especial para evitar que alguien lo marcará contra su voluntad y había sido una figura intermitente, pero constante en su vida, lo había amado, como el primero en todo, pero ese amor se había diluido como sangre en la lluvia.

Ahora no sabía si quedaba algo de él o solo era la comodidad de follar sin miedo a ser vencido.

 No lo odiaba, pero se sentía defraudado, quería saber si para Dragón había sido importante o simplemente un medio para conseguir un fin, la incubadora perfecta para un hijo utilizable. Al final del día, nunca había hecho nada por darle una marca, aún ahora, ni siquiera con la idea del bebé tenía la intención de proponerlo y no es que Crocodile la quisiera. Simplemente, dejaba claro que quien amo más fue él.

El dolor era indescriptible, jamás en su vida, había sentido tanto dolor, ni siquiera cuando su mano fue brutalmente cercenada y su rostro marcado y casi arrancado de su cráneo por ese infame hombre.

Esto que sentía era como morir una y otra vez, dolía tanto respirar que hubiera preferido la muerte, el mocoso dentro de su cuerpo trataba de salir rasgando su piel, pero nadie hacía nada por sacarlo de dentro suyo, perdió el sentido antes siquiera de que el médico comenzará a trabajar en el vientre voluminoso.

Pero lo escucho, un llanto potente que se alejaba, el retumbar de pasos y luego nada, por un largo rato la bruma de la inconsciencia lo derribo y lo reclamó encerrándolo en su cuerpo dolorido.

Cuando su cuerpo y su conciencia pudieron por fin forjar un pensamiento coherente e impulsarse fuera del letargo, su primer deseo fue ver a su hijo.

El rostro sombrío de Dragón lo hizo dudar, tenía ojeras y sus manos estaban frías sujetando la suya.

—Lo siento tanto, Croc, él… no lo logro… no pudieron salvarlo.

—¿¡Murió…!?– No sabía si era pregunta, exclamación o súplica.

Crocodile nunca había llorado tanto, nunca había sentido que su garganta se desgarraba con un grito que no podía emitir. Echó a Dragón de la habitación, destrozó todo, salto los puntos en su vientre y fue necesario que lo sedaran para poder reconstruir los puntos y ponerle sangre, Ivankov no se separó de su lado, tratando de consolar sus lágrimas, fue probablemente la peor semana para Dragón y Crocodile, el omega no quería ni siquiera mirar al Alpha, por más que el Revolucionario intento y suplicó que lo escuchará, todo fue inútil.

A la semana, Crocodile tomó las cosas que tenía en ese lugar, se vistió como siempre y salió, después de quemar todo tomo un barco y se marchó sin volver la vista atrás.

Cuando Dragón lo supo quiso ir tras él, pero Iva se lo impidió.

—Has hecho ya suficiente daño, Dragón. Será un milagro si él logra reponer aunque sea un poco de humanidad en su corazón.

Emporio Ivankov nunca le había hablado de esa manera, ni siquiera cuando esa noche Dragón bebió hasta perder el sentido, se compadeció de él. Tal vez Dragón si había amado a Croco-boy más de lo que quería admitir.

No tardaron mucho en tener noticias de Crocodile, había implementado una base secreta de cazarrecompensas, recopilando información, adquiriendo poder, siendo un pirata sanguinario, nadie podía mencionar su nombre sin temblar, no tardó mucho en ser nombrado Shichibukai.  No tardó en dirigir su ambición hacia la adquisición de un país, perfilando a Arabasta como su próximo paso para aplastar a aquellos que lo menospreciaron por nacer con la casta incorrecta. Solo movió los hilos de su destino hacia la gloria que desesperadamente arañaba para mantener su mente lejos de los recuerdos que lo atormentaban. El llanto del niño era un eco permanente de su dolor y en lugar de diluirse con el tiempo se volvía más fresco, pero el médico le había asegurado que su hijo jamás llegó a llorar, se había asfixiado dentro de su útero y había nacido muerto.

Daz Bones su hombre de más confianza, su mano derecha y alguien a quien Crocodile llamaba amigo, llegó esa noche arrastrando a alguien con él.

Crocodile soltó el humo del puro con premeditada lentitud, los fríos y oscuros ojos se centraron en el hombre de rodillas frente a su escritorio.

—Ha sido mucho tiempo, doctor– dijo con voz profunda, monótona y afilada, el hombre tembló y se redujo un poco más en el piso. —Ahora que Dragón no está aquí, quiero que me hable sinceramente, creo que estos dos años han sido castigo suficiente para mí, así que hablemos sobre lo que yo oí y lo que usted dijo.

El hombre trató de huir pero no pudo gatear mucho, chocando con fuerza contra las piernas de Daz, el hombre se aterró aún más, si es que eso era posible.

—¿Crees que sea posible?– limpiaba la sangre de las cuchillas.

—A él lo creo capaz de todo– dijo apretando los puños.

—¿Qué quieres hacer?

—Creo que es obvio.

—Averiguaré de inmediato la ruta de ese buque– Daz salió rápidamente, eso no era tan difícil como sacarle la verdad al doctor que ahora solo era un conjunto sangrante de cortes y arena que se humedecía con el hedor de la sangre.

No tardaron en aparecer dos tipos de aspecto fiero que limpiaron el lugar y desaparecieron los despojos del hombre.