Me Convertí En La Villana

Me Convertí En La Villana

Autor(a):Milagros Vignetta

Capítulo 1

Ellos la forjaron en el fuego de su crueldad, pero no imaginaron que la llama que encendieron sería la que los consumiría a todos.

...(...)...

Vivía una vida normal, iba a la universidad, trabajaba, aunque pocas veces podía disfrutar de una buena distracción estando con mis amigos... lo que me llevó al fatídico día de mi muerte. Que fue por el estrés de las horas de trabajo y estudio y de la nada renací en la última novela que había leído. Sí, así como lo lees. Renací como Elizabeth Amelia Sybarloch Sinclair de El Silencio de los que Aman.

Vamos a ver... ¡Y ES QUE EL FINAL DE LA SUPUESTA "VILLANA" ERA HORRIBLE! y todo por culpa de la manipulación de la protagonista, pero no todo es tan malo, renací como una bebé, así que puedo cambiar el futuro y si no es así pues, conozco la historia, así que puedo cambiarla y salvar a mis personajes favoritos, mi ahora... Familia.

Desde que estoy en este mundo, mi vida a dado un giro de 180°. Para empezar volví a ser una bebé y tengo un mellizo llamado Eider, también tengo dos hermanos mayores Sebastian y Felix, que son 4 y 2 años más grandes que nosotros, mi madre Amelia Sinclair murió en el parto, por lo que estamos bajo el cuidado de mi padre Nathaniel Sybarloch gran duque del norte, protector del imperio.

Sí, menuda sorpresa al enterarme que soy una Sybarloch y no cualquiera, sino Elizabeth Amelia, la amada hija del gran villano. Y sí, esa soy yo, ya no soy la simple Olivia señoras y señores. Y aunque me costó adaptarme y entender que esta iba a ser mi vida a partir de ese momento pues... ahora simplemente es una realidad que acepté.

(ELIZABETH 12 AÑOS)

Mi vida hasta ahora es buena, mis hermanos me cuidan mucho y mi padre también, soy la mimada de la casa, y eso es bueno.

Hasta ahora todo está saliendo bien, solo modifiqué ligeras cosas. Me están educando especialmente para ser la princesa heredera, si mal no recuerdo, en la novela Elizabeth era comprometida con el príncipe heredero Maximiliann, otro "villano", los cuales digo de esta forma porque su forma de actuar en el libro fue completamente razonable y para nada un acto de villano, creo, en fin, luego la comprometen con Alexander, el protagonista, al perder su hermano el título por culpa de la Reina, madre de Alexander.

Sí, todo un embrollo.

Pero el día de hoy es particularmente especial, nuestros padres van a hablar del compromiso y voy a ver a Maximiliann, mi prometido y voy a seguir con mi plan A, que empezó cuando me hice amiga de los príncipes. Actualmente el imperio tiene cuatro príncipes y ninguna princesa, por lo que el emperador decidió que para tener una buena relación con mi padre, era bueno construir una alianza matrimonial. Y yo decidí que sería prudente llevar una buena relación con los príncipes.

Planeo vivir una buena vida, y si eso no funciona... siempre hay un plan B.

...(...)...

Estaba esperando en mi habitación a que mi sirvienta Lily me terminara de peinar, unas hermosas trenzas largas blancas y negras colgaban a cada lado, porque sí, tenía esa peculiaridad, del lado derecho, pelo negro y del lado izquierdo, el cabello es blanco y mis ojos son negros, características que compartimos con mi hermano mellizo, pero que a corta edad lo aprendimos a ocultar de los demás con nuestra magia, pero solo a veces y cuando éramos más pequeños, ya a los 12 años no nos importa y sí, somos magos, al igual que lo fue nuestra madre, y también aprendimos esgrima y el manejo de la espada con nuestros hermanos a través de nuestro padre, el mejor espadachín y maestro de la espada del imperio.

Al terminar, salgo de mi habitación y me encuentro con mis hermanos esperándome, todos con sus trajes y yo con un vestido blanco y negro, porque efectivamente, todo combina.

—Te ves bien hermana—dijo Sebastian, quien heredó completamente todo de nuestro padre, color de pelo y ojos, que son negros y su rostro también al igual que Eider y yo, en cambio Felix se parece más a nuestra madre según cuenta papá. Aunque tiene el pelo negro, tiene los ojos grises de mamá.

—Gracias Bash, ustedes se ven geniales, como siempre, pero no debemos llegar tarde, la familia imperial está por llegar.

—Andando, ya quiero comer algo, estuvimos entrenando hasta hace un rato y ahora con esto, no he podido probar bocado—respondió Felix de mal humor.

Eider estaba escuchando en silencio, como siempre.

Reí con el comentario de mi hermano.—Vamos, no hagamos esperar a padre.

Una vez que llegamos, nuestro padre ya estaba en la entrada.

—Al fin están aquí. Justo a tiempo, están por llegar, les iba a esperar un duro entrenamiento si no llegaban a tiempo.—dijo con expresión seria.

—Peeeeero por suerte no pasó y estamos aquí ¿verdad?—le di mi mejor sonrisa y se ablando.

—En verdad tienen suerte.

En ese momento el carruaje se detiene y se anuncia la llegada del emperador.

—¡ATENCIÓN! ¡SU MAJESTAD EL EMPERADOR!

—Bienvenido su majestad y sus Altezas imperiales a nuestro hogar—habló con tranquilidad mi padre mientras hacía una reverencia, que también hicimos a la par.

—Oh Nathaniel, amigo mío—¿amigo? Me pregunto desde cuando, solo es deber con el imperio— ¿Cómo has estado? Mira que grande que están los niños, bueno, ya no son unos niños, los has criado muy bien.

—Eso espero su majestad, por favor, no se quede aquí afuera, hablemos adentro, los chicos pueden ir a tomar el té al jardín.

—Por su puesto que sí.

—Yo los guiaré—dije mientras me dirigía ahora hacia mi sirvienta—Lily haz que Preparen el té en el jardín.

—Por supuesto Alteza.

El título de mi padre, al ser el gran duque del norte, está por encima que el de un príncipe, pero debajo del príncipe heredero, lo que hace que nos llamen alteza o príncipe o princesa respectivamente, por eso siempre tiene que haber respeto entre estas familias y un equilibrio, si un día la balanza pesa más de un lado que del otro no sé qué tipo de caos podría salir. Mi padre tiene el ejército más fuerte y numeroso del imperio por lo que al emperador no le conviene estar en malos términos con mi padre.

Mientras estábamos tomando el té y hablábamos trivialidades, me di cuenta que el príncipe Louis, el menor, estaba muy callado, y es que a la par de sus hermanos, su madre lo crio para pasar inadvertido y poder sobrevivir al trono, con sólo 10 años ya debe ser consiente de eso.

Por otro lado, Paul es más ambicioso y envidioso, le tiene envidia a su hermano Alexander, lo cual en gran medida es problemático, él tiene la misma edad que yo, 12 años. En cambio, Alexander tiene 14 y Maximiliann 16, que concuerdan con las edades de mis hermanos.

Tomé la decisión de tener en el futuro a Louis de mi lado, es muy inteligente y capaz, no puedo decir lo mismo de Paul, y Alexander será un problema, y cuento con que Maximiliann será mi salvación.

—Esto esta delicioso—dijo mi hermano, Felix atorado con la comida.

Suspiré.

— Come más lento o vas a ahogarte.

A lo que me responde.

—Mjm—y sigue comiendo.

—¿Cómo están sus clases de magia?—preguntó Maximiliann.

—Van bien—responde escuetamente Eider.

Y a mi se me ilumina el rostro.

—Está en lo cierto, cada día mejoramos más y ahora manejamos mejor los elementos, cuando quiera puede ir a la torre y le mostraremos.

—Estaría encantado—dice mientras muestra una sonrisa deslumbrante.

—¿Y la espada?—Pregunta Alexander—se que salen espadachines increíbles y maestros de la espada en esta familia, se que no me llevaría una decepción.

—Por supuesto que no—responde Bastian—es nuestra área y la tenemos bien dominada, podemos enseñarle cuando guste o cualquiera de nosotros.

—Incluso Elizabeth les patearía el trasero.—acotó Felix a lo que yo lo fulmino con la mirada.

—¡Felix!

—Tsk, ¿Qué tan buena puede ser?—le restó importancia el príncipe Paul.

—¿Qué? Es un hecho bien conocido que hasta pateaste el mío y el de Eider juntos y soy genial, vas a la par de Bash y no me sorprende si alcanzas a papá tu también.

—Vaya, eso es sorprendente, un verdadero talento en la familia, ¿cierto Nathaniel?—Preguntó apareciendo el emperador a lo que nos levantamos de nuestros asientos.

—Ciertamente mi hija es mi tesoro y no hay área en la que me defraude, cada día me sorprende más.

Vaya, algo de lo que estar orgullosa, definitivamente le puse esfuerzo y vale la pena.

—¿Qué me dices de la arquería?

—También es excelente, muy buena puntería, y si se pregunta por sus estudios sus profesores están muy contentos con su desempeño.

Siento que me están exponiendo demasiado.

—Increíble, estoy satisfecho.

Pues que bien.

—Hijos es hora de irnos. Ya hemos hablado de nuestros asuntos.

Los príncipes asintieron y se prepararon para partir. Los despedimos en la puerta delantera y nuestro padre dijo:

—Tenemos que hablar.

A lo que todos nos miramos, aún cuando yo ya sabía lo que se venía a continuación.