Voces
Voces en la lluvia
La ciudad estaba sumergida en grandes tormentas, las pequeñas casas de las montañas, no se quedaban atrás igualmente estaban invadidas por los fuertes impactos.
El amor es lo más preciado que existe en este mundo. Pero a muchas personas puede causarle su perdición, aveces las personas que más crees que te aman, pueden ser las más falsas.
Madre de Lintia
Hija… ya te agarro la lluvia nuevamente, ahora no podrás irte
Lintia
No te preocupes madre, andas muy enferma y mi prioridad eres tú
La anciana sonríe reflejando la felicidad de esas cálidas palabras, provenientes de su hija. Mientras procede con calma a pronunciar sus siguientes frases:
Madre de Lintia
Como ya sabes… hija mía… tu padre murió hace unos años por una enfermedad hereditaria. Aveces suelo recordarlo cuando ando todo el día sola, en esta casa
Lintia mira hacia arriba y cierra su mano fuertemente, formando un puño
Lintia
Lo sé madre, ambas hemos pasado vidas difíciles y solo el recordar me hace sentir… horrible
Madre de Lintia
Siento lo de tu… marido, cariño mío
Lintia
No te preocupes, eso fue hace unos cuatro años atrás. Ya ando un poco más invulnerable a ese suceso
Sus hermosos ojos verdes, estaban latente de un brillo inigualable, lo cual fueron manchados por lágrimas. Su voz se escuchaba un poco cortante:
Lintia
Para que mentirte… me siento muy mal
Lintia llora desconsoladamente, mientras llevaba sus manos a la cabeza por la frustración
Madre de Lintia
Tranquila mi amor, todo estará bien…
La anciana se le acercaba a consolarla
Lintia rompe en llantos, como un bebe en busca de comida
Unas horas más tardes. La lluvia ya había parado.
Lintia
Creo que ya me iré, te prepare comida para mañana
La anciana miraba a Lintia con ojos tristes
Madre de Lintia
Entiendo, ya son las 11 pm y debes dormir un poco
Lintia
No se si podré visitarte mañana madre, por eso te deje comida. Siempre intento visitarte todo lo posible
Lintia, ya se había puesto sus zapatos, y agarrado su sombrilla, por si se avecinaba una fuerte lluvia o peor una tormenta más fuerte
Lintia
¡Sabes que siempre voy preparada!
La anciana se le acerca para darle un fuerte abrazo
Madre de Lintia
Eres mi vida hija mía, te adoro
Ambas sonríen, mientras Lintia ya se había puesto sus zapatos, ya estaba lista para marcharse. Al salir notó que el cielo estaba tranquilo, así no llegaba mojada a su casa.
Una fuerte llovizna, arropaba toda la montaña y la ciudad.
Yaeko
¡Cállate, cállate, cállatee!
Mente de Yaeko
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Las voces que escucha Yaeko en su cabeza, empezaron a resonar.
Yaeko
Tsk… hoy será un día largo, tengo que hacer varias cosas, además de visitar a mi abuela
Yaeko
Tendré que tomar tu identidad, otra vez… madre…
Yaeko nunca sabe quien será al amanecer, solo que cada nuevo rostro la acerca más al vacío.
Bruja de las montañas
El cielo parecía caerse de toda la agua que proporcionaba, pero eso no pararía las intenciones de Yaeko.
Tenía varias misiones por cumplir, tenía que comprar comida para no morir de hambre y visitar a su abuela.
Lintia
Bien, tengo algo de dinero, necesito comprar algo para comer esta noche
Mente de Yaeko
¿Porqué lo hiciste?, ¿Porqué lo hiciste?
Yaeko ignoraba fuertemente las voces que solía escuchar siempre, de algún modo tenia mas voluntad y firmeza en sí misma. No era un títere a pesar de su condición.
Unas cuantas horas pasaron, mientras Yaeko les sacaba provecho limpiando un poco su pequeña casa en las montañas, aunque quedaba un poco lejos de donde se ubicaba su abuela.
Lintia
Ya paro la lluvia. Ahora puedo ir a la tienda
Yaeko ocupando la forma de su madre muerta, sale y después de un rato caminando, entra a la tienda.
Empieza a dar los primeros pasos, mientras pasa por un pasillo y ve un grupo de chicas haciendo sus compras.
Pero no le presta mucha atención y las ve pasar con su carro de compras, más adelante Yaeko agarra un pequeño paquete de arroz, pote de aceite, pollo y snacks.
Lintia
Esto estará bien, no tendré que comprar por unos días
Yaeko paga sus artículos, los empaca y sale de la tienda, dispuesta a cumplir su siguiente objetivo.
Mientras caminaba el largo trayecto, hacía donde habitaba su abuela, el cansancio físico y mental, la estaba carcomiendo. Todo lo que ella estaba haciendo era por una buena intención.
Lintia
Uf… estoy muy cansada…
Luego de unos minutos, Yaeko llegó al lugar, abrió la puerta y saludó a su abuela. Esta le ofreció una pequeña taza de café, que Yaeko comenzó a sorber mientras escuchaba atentamente a la anciana.
Madre de Lintia
Pensé que no me visitarías hoy… escuché en las noticias, que las tormentas van a terminar
Madre de Lintia
Cada día que pasa siento que empeoro más. Sé que no estaré aquí por mucho tiempo, pero al menos aprovecho el tiempo compartiéndolo contigo
Al terminar aquellas palabras, sus ojos se llenaron de lágrimas, mientras los frotaba con suavidad.
Yaeko no podía soportar tremenda tristeza de repente, pero tenia que aguantar, para no perder la transformación del cuerpo de su madre. Un sentimiento puro y potente, puede cortar el lazo de ambas almas combinadas.
Lintia
Siempre estaré para ti, hasta el último momento. Lo sabes, ¿verdad?
La anciana sonríe con delicadeza mientras sus miradas se encuentran fijamente.
Madre de Lintia
Gracias hija mía… por siempre estar para mi
Lintia
Siempre madre, te quiero
Luego de ese icónico momento de cariño, Yaeko le pregunta con seriedad, algo que siempre quiso saber, y solamente ella podía brindar la respuesta.
Lintia
¿Podías recordarme dónde se encuentra la bruja?
Madre de Lintia
¿Ya no te acuerdas? Tienes mala memoria, ¿eh? Solías ir mucho donde aquella bruja de las montañas.
Lintia
Ya sabes la edad, hehe… ¿entonces?
La anciana le brinda su querida respuesta, mientras ella escuchaba atentamente.
En otro lugar en las montañas.
Aquella bruja hizo acto de presencia, como si supiera todo lo que estaba ocurriendo.
Por un motivo
Con ese aspecto terrorífico y espantoso, la bruja de las montañas escondía secretos que solamente ella sabía, no era llamada bruja por el fanatismo, sus grandes brujerías e experimentos se llevaban todo el pastel.
Yaeko quería descubrir por qué su madre había visitado tantas veces a aquella bruja cuando ella era una niña. Tenía que haber algún motivo, algo que la obligara a hacerlo. Finalmente, esa curiosidad podría ser saciada en unas pocas horas.
Lintia
Entiendo… ya se donde encontrarla
Madre de Lintia
¿Porqué ansias tanto en verla?
Lintia
Necesito… saber algunas cosas
Con esas últimas palabras, Yaeko ocupando la identidad de su madre, se despide y se marcha hacía su casa. Cargando el peso de sus compras.
Al llegar, coloca los productos en su pequeña mesa de madera, de gran calidad y resistencia, luego entra al baño, se desnuda, acaricia un poco su dulce cuerpo. Hasta terminar por completo.
Yaeko
Ahh… estaba deliciosa el agua
Mente de Yaeko
¿Porqué lo hiciste?, ¿Porqué lo hiciste?
Mente de Yaeko
Eres una mala persona, ¡mereces lo peor!
Yaeko seguía conteniéndose por completo; esas voces conocidas ya no le afectaban tanto como cuando era niña.
Yaeko
Si hicieran silencio… se los agradecería…
Yaeko se ponía en marcha hacia donde se ubicaba la bruja de las montañas. Era una mujer muy vieja, y los rumores decían que nunca se había mudado de aquel lugar en sesenta años. Pocos se atrevían a visitar el lugar.
Con un tono muy lento, resonó entre una habitación vieja y descuida una voz, que decía:
Bruja
Tendré… visitas hoy…
Mientras reía tenebrosamente, dejando al descubierto su falta de dientes hasta encontrar algunos podridos.
Después de un largo rato, Yaeko llegó al sitio. Observó una casa vieja, que a simple vista parecía espaciosa por dentro. La noche ya había caído, y no dudó en entrar. Por coincidencia o no, la puerta permanecía abierta, sin ningún seguro.
Al dar el primer paso, su vista se oscureció, quizá por la falta de luz, sólo unos pocos focos parpadeaban débilmente. Ahora tendría que subir las escaleras; tal vez alguna sorpresa le aguardaba en la cima, preparada por la bruja de las montañas.
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