Mairim era una adolescente cuando su mamá decidió casarse de nuevo con un hombre que tenía un hijo 2 años mayor que ella, lo que ella no sabía era que aquel chico le robaría el corazón.
decidió ocultar sus sentimientos pero entre más lo negaba mas crecía su amor por el.
pero el al igual que ella tenía un secreto que les cambiaría la vida a ambos.
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Capitulo 23
JOAN
Todo el maldito día no deje de pensar en lo que había pasado, mi cabeza me dolía y no pude concentrarme en ninguna de las clases, cuando por fin se terminaron, cogí mis libros y salí directo al estacionamiento para largarme de ahí, al principio pensé en recoger a Mairim y preguntarle quién era ese imbécil que había ido por ella pero viendo la hora supuse que ya debía de estar en casa.
Cuando iba llegando note desde lejos que estaba el mismo carro que había ido por ella estacionado afuera de la casa, me hirvió la sangre al imaginarlos juntos de nuevo, tomé el volante fuertemente y decidí llegar dando una leve presentación de que había llegado haciendo rechinar mis llantas delanteras, parece que los asusté por que los dos voltearon rápidamente haber quien o que era.
Lo que no esperaba ver era que ese imbécil la tenía muy cerca, no me imaginé que al verlos así iba a explotar bajándome del coche con las manos hechas puños y con muchas pero muchas ganas de romperle los dientes, mi mirada se encontró con la de Mairim por unos segundos, después se acercó a él le dijo algo y después lo besó.
¡¡Mierda!!, eso no me lo esperaba, sentí el suelo moverse y un dolor en el pecho insoportable mis manos temblaban, no podía ser cierto tenía que ser una maldita broma, ese imbécil estaba besando y probando los dulces labios de Mairim, esos labios que me volvían loco y que eran míos, caminé hacia la puerta de ella la abrí con furia, y tomándola del brazo fuertemente la saque de ahí.
—¿QUE DEMONIOS TE PASA JOANN?—, me dijo furiosa y tratando de liberarse de mi agarre.
No le contesté nada solo apreté su brazo con más fuerza a lo que ella hizo una mueca dolor, cuando de pronto escuché la voz de ese imbécil.
—¡SUÉLTALA!—, dijo viéndome a los ojos y con las manos echas puño.
—¿Y TU QUIEN DEMONIOS ERES PARA DECIRME A MÍ LO QUE TENGO QUE HACER?—, dije furioso
—¡¡BASTA!!!—, dijo Mairim soltándose de mi agarre y poniéndose en medio de ambos.
Estaba furioso y si permanecía ahí un solo momento más no podría contenerme y le molería a golpes su estúpido rostro, pero también sabía que si le tocaba un solo pelo a este imbécil Mairim saldría a defenderlo y eso si que seria aún más doloroso, con los puños cerrados y dando pasos hacia atrás me di la vuelta dirigiéndome hacia la entrada de la casa cerrando de un portazo la puerta principal.
Subí directamente hacia mi habitación tirando y aventando todo a mi paso, me senté en la cama tomándome del cabello y recordando como los labios de ella se movían a la par con los de él, me llenaba de rabia que otro que no fuese yo probara sus labios, mierda; por que demonios la alejé de mi , por que demonios fui tan imbécil y le pedí que me olvidara si era yo el que no podía vivir sin ella.
Hay perro lo odio