Atada A Tu Pasión

...Another day— Michele Morrones....

—Me encantas mucho— escucho mientras estoy acurrucada a su lado.

—Y tú a mi— coincido con él.

—Ainara sabes que soy casado— dice y asiento—y lo nuestro tiene que ser bajo un estricto secreto— comenta y vuelvo a asentir—nadie puede saberlo— niega.

—Ya sé a dónde vas— digo—no voy a divulgar que andamos juntos, no soy así—niego— no soy capaz de divulgar lo que hago con mi vida privada— digo firmemente.

—No quiero que te enojes, solo quiero que lo mantengamos entre nosotros y bueno, Joseph— dice— quiero que esto dure, quiero conocerte, quiero hacerte el amor muchas veces— sonrío ante sus palabras— solo debes tenerme paciencia— advierte.

—Si soporto a Joseph podré contigo— digo riendo—Veremos cómo resulta todo, soy un poco difícil— ladeó la cabeza.

—No creo que más difícil que yo— asiente— soy amargado, obstinado y muy, muy celoso— recuerda.

—Lo de amargado y obstinado lo sabía, eres amigo de Joseph y él se carga un humor del quinto diablo, me imaginé que eran tal para cual— río por lo bajo.

—Bueno ya te puedes hacer una idea de cómo soy— asiento— con respecto a los celos, no me gusta compartir y me gusta que siempre me digan la verdad—dice— no perdono las mentiras— niega.

—Conmigo siempre tendrás la verdad— afirmo— cuando ya no quiera permanecer en la relación contigo te lo diré en tu cara y listo— digo.

—Eso es lo que quiero, que seas sincera conmigo— dice.

—Lo seré— afirmo.

Nos metemos a la ducha, sé que ya debemos irnos, no puede estar mucho tiempo conmigo para que su esposa no sospeche, bastante extraño para mi, bueno yo lo acepte así, ahora debo calarmelo, porque me gusta y muchísimo.

Salimos de la ducha y aprovecho de enviarle a Madison para vernos, necesito hablarlo con ella o me volveré loca.

—¿Te llevo a tu casa?— pregunta cuando estamos en el auto.

—No, te indicaré a dónde vas a llevarme—le digo.

Frunce el ceño, pero no dice nada más, solo escucha mi voz de guía, Madison va a matarme, ¡por Dios que si! Pero no podía solo decir que no y quedarme con las ganas de besar a este hombre o de más que eso.

Me iré al maldito infierno, lo se, pero no hay solución, hemos venido al mundo a pecar y aunque de ciertos pecados uno se arrepiente, de este, precisamente yo nunca me arrepentiría y si moriría hoy mismo al menos me iría feliz y satisfecha, me he dado el gustazo que nunca pensé en darme.

—Es aquí— digo mirando la gran casa de Madison, ya no quiero entrar, pero estoy aquí y ya ella sabe de mi visita repentina.

—Nos vemos mañana—afirma y asiento.

—Nos vemos— nos damos un pequeño beso y bajo del auto.

Espera a que toque el timbre y cuando la puerta es abierta me lanzo a los brazos de mi amiga, escucho el auto irse y suspiro.

—Oye— susurra acariciando mi cabello húmedo— dime, ¿qué ha sucedido?— pregunta suavemente.

—Madison, por favor no vayas a matarme— suplico— realmente estoy metida en un lío que creo que no saldré para nada ilesa— digo, sueno muy dramática, pero es la realidad, de esta no me salva ni un collar de ajo.

—Cálmate Aina— susurra separándose de mi— vamos a la sala, te prepararé un té y me contarás que te pasa, aunque ya tengo un idea— dice sujetando mis manos entre las suyas.

—Si es lo que piensas— asiento— pero vamos, quiero tomarme ese té milagroso— sonrío de lado.

En vez de ir con mi psicóloga, vengo con Madison, que se que me va a arrancar la cabeza y después vendrá el consuelo, pero aunque me he acostumbrado a hablar con ella no es igual el confort y la tranquila que me transmite Madison no se compara con nada ni nadie.

—Gracias Madie— digo aceptando la taza llena de té.

—Ahora, quiero saber que te tiene así— dice mirandome fijamente.

—Lo que me tiene así tiene nombre y apellido— digo— James Johnson— confieso.

—Ya tenía una idea, pero, amiga te noto entre triste y alegre, no se cómo descifrar el brillo de tus ojos— dice confundida.

—Es que no sé cómo enfrentar esto que es nuevo para mi, James me gusta y mucho, no hace falta que lo diga mucho, porque se me nota, pero es casado y recuerdo que yo odiaba la infidelidad y estoy siendo parte de una— digo afligida—me ha hecho el amor de una manera delirante, diferente, con mucha pasión, con mucho deseo, ¿se puede ser adicto de una persona en días?— pregunto cerrando los ojos— y se que está mal que me sienta feliz con él, sé que está mal desearlo, porque él tiene a alguien más que lo desea, que lo quiere, que su corazón le pertenece a ella— digo.

—Aina— niega— estás haciendo una tormenta en un vaso de agua— regaña— debes tratar de disfrutar, debes relajarte un poco—dice— no quiero arrancarte la cabeza— ríe— necesito que te centres en disfrutar, experimentar, sueno cruel sí, pero él es prohibido y sabemos que no dejará a su señora esposa por ti— negamos.

—Tampoco le pediría algo así Madie, no soy tan cruel— niego— ¿se puede uno enamorar así de rápido?— pregunto triste.

—¡Oh Aina!— me abraza— te has enamorado después de mucho tiempo— susurra— de un hombre que tiene compromiso y no quiero que sufras, pero en el corazón no se manda— niego soltando las lágrimas que me había aguantado.

—¿Ya comprendes el por qué te digo que estoy en un lío?— pregunto y ella asiente— Sé que no saldré ganando en esta partida, pero no puedo alejarme, mi cerebro me lo grita, pero el corazón me grita otra cosa y yo siempre sigo a mi corazón en estos casos— le digo.

—Aina, cuando se trata del amor somos muy tontas y entregamos todo, somos fieles y estamos ahí para esa persona siempre y lastimosamente no podemos cambiar nuestra forma de ser cuando amamos, tal vez no lo ames ahorita mismo, pero sé que pronto lo harás y cuando eso suceda no habrá retorno, pero sí tendrás la oportunidad de identificar cuando ya no sea sano— dice y asiento, me conoce— Vívelo, sientelo, disfrútalo y ya después podremos con los daños— río.

—Sé que podré con el daño— asiento.

Quiero pensar que podré, porque quiero sentir más de él, quiero seguir descubriendo más de él.

¡Joder!.

Diosito ayúdame.