La Novia Del Mafioso

...ISABELLA...

Paso un paño húmedo por toda mi cara, retirando así toda huella de maquillaje desarreglado por causa de mi maquillaje.

—Eres hermosa.

Tomo un labial pintando mis labios y seguido voy con mis ojos.

—Tu Isabella Lawrence; eres hermosa—suelto mi cabello dejándolo caer en mi espalda—. Necesitas algo mejor, algo que Donato por imbécil no te puede dar. Tú puedes sola, siempre podrás sola.

Termino de hablar con mi reflejo sonriendo por último aunque ni ganas tenga.

—Es hora.

Bajo del vehículo entrando a la oficina del hombre que me está esperando para terminar con toda esta mierda; Donato está sentado en el escritorio, su papel ya está firmado, se adelantó en hacerlo.

—Buenas tardes Sr. Lawrence, siéntese por favor— lo hago sin miedo a estar a lado de Donato mismo—. Ya hablé con el Sr. Leonardi acerca de sus derechos por haber estado casada con él, aceptó en darle...

—Despues de firmar no quiero nada de este señor, abogado. Solo dígame donde firmo y lo haré.

—Aqui por favor—señala una parte de la hoja donde pongo lo que finaliza todo el tiempo que estuve a su lado—. A partir de ahora, quedan legalmente divorciados.

Soy la primera en levantarme con una sonrisa cerrada—. Muchas gracias por sus servicios, abogado. Con permiso, que tengan un buen día.

......DONATO......

Su sombra desaparece por el pasillo y solo me la quedo mirando hasta perderla de vista. Ella fué la de la decisión de un divorcio, al verla tan segura no podía negarme, no tenía un porqué. Isabella me engañó y aunque siga amándola, rehacere mi vida.

—¡Donato!—antes de subir al coche, mis movimientos se detienen por los espantosos gritos de Jane. Espera por lo menos un saludo, pero en su lugar está una cachetada en mi mejilla—¡Creí que todos estos años que estuviste con mi padre, te sirvieron. Pero ahora me doy cuenta que eres una completa mierda!

—No permitiré que vengas como si nada a golpearme. Puedes ser mi hermana pero no te lo permito, Jane. Si tanto te importa tu querida Isabella, vé con ella y guardale todas sus porquerías. Porque si sabes que me engañó, no? y que por ese asunto acabo de salir de esa oficina después de firmar el divorcio.

—Isabella nunca te engañó.

—Y yo que te creo— rio.

—Desde donde esté mi papá, puedo jurar que está avergonzado de tí. Tú no eras así Donato, has cambiado— no solo sus lágrimas son las que acaban de salir—. De toda mi familia, siempre has sido caracterizado como un caballero...pero la venda tarde o temprano termina por caer.

—¿Sabes qué me cambió? Las mentiras, un maldito amor. Con Bella quería todo lo que nunca pude tener con Amelia. ¡Me enamoré de ella en verdad!

—¡Ni siquiera escuchaste sus explicaciones! Sí, ella estuvo con Justin, pero fué una vez, ella te lo iba a decir esa noche. Pero como el imbécil que eres, sé que no me creés, ya me da igual. La perdiste, ¿lo sabes Donato? Eres mi hermano y te amo, pero estoy muy decepcionada de tí, pensé que eras diferente.

—Jane— no se detiene a mirarme y sigue de camino a su carro—. Jane—mi voz va alzandoce—. ¡Jane!

...ISABELLA...

—Me iré lejos y cuidaré de mi hijo yo sola—miro a las cinco.

—¿Le dijiste a Donato que estás embarazada?—Vayola.

—No; no quiso escuchar y yo no quise rebajarme a rogarle para que lo hiciera.

—¿Donde te irás?— Amelia.

—Ese es el problema, no sé donde.

—No lo pienses más, vente conmigo—todas miramos a Zafira—. A México. Conozco el lugar perfecto donde podrás estar segura, aparte que a Massimo le agradará volver a verte.

—Muchas gracias, ¿y cuándo nos iríamos?

—En dos días.

......Al día siguiente......

...DONATO...

La figura de una mujer que acaba de sentarse a mi lado, llama mi atención.

—Una copa de vino por favor—Jade le pide amablemente al señor. Según escuché, regresa hoy México.

—Pense que te irías hoy.

—Me marcharé en dos horas, antes quise venir a mi bar favorito para tomarme una copa. ¿Tienes problemas?

—Muchos; ¿puedes darme un consejo?

—Te escucho.

—Es Isabella; no sé que hacer. Me siento frustrado, cada día mi vida empeora más. La sigo amando y me duele este distanciamiento. Pero no sé que hacer, me engañó...

—Si no te doy una cachetada, es porque sería una pérdida de tiempo luchar con un ciego que insiste en no ver la verdad. Cuida tus palabras Donato, no permitiré que hables mal de Isabella.

—¿Puedo saber por qué todas están de su parte?

—¿Por qué? ¿Es mucho entender que eres un imbécil, que te es fácil dejarte manipular por tus amigos; que te negaste a escuchar a la mujer que supuestamente amabas; que te dejaste llevar por la ira? ¿Sabes cómo se sabe una verdad? Hablando así, cara a cara. Algo que preferiste hacer a tu manera sin darle tiempo de hablar. ¿Sabes por qué organizó aquella cena esa noche? Porque luego de tantas vueltas se decidió en hablarte con la verdad; te iba a decir de su antigua relación con tu "mejor amigo" que resultó ser todo un maricon. Ya ni sé para qué gasto saliva si no me creerás. Eso sí te digo Donato, no solo estás perdiendo a una gran mujer, también una gran oportunidad de cambiar tu vida para bien. No soy quién para juzgarte en graves errores de la vida, pero no cometas el error de dejarla ir. El tiempo pasa corriendo y mientras más rápido lo hace, más probabilidad hay de tu infelicidad. Las malas decisiones, traen graves consecuencias de por vida— seca sus lágrimas—. Lo digo por experiencia. Aún tienes tiempo para ir por ella y pedirle perdón. Está en tu decisión si lo harás o no— toca mi hombro—. Ya dije lo que tenía que decir, ahora te toca actuar.